Literario

miércoles, 1 de noviembre de 2017

El Guero Velorios



El Güero Velorios 

Llorar, llorar, tema por demás extraño de este enigmático personaje; que era de todo en el pueblo y entre otras cosas peón de albañil, cargador, vago, borracho, abre tumbas y por supuesto llorón. El mote de “Velorios” o “Funerarias” se los ganó a pulso ya que no había ceremonia luctuosa en Costa Rica en la que no asistiera, siempre acompañaba a los deudos y al difunto en turno.

Muchas  veces desconocía a los dolientes y también la vida y obra del muerto, pero esto no era limitante para que  asistiera y de paso llorar en serio. Comía bien y bebía mejor; era portador de  hambre y sed perenne, motivos suficientes para localizar los velorios del pueblo y así sin el punto fijo, el Funerarias llegaba. Su olfato era de perro para el menudo, los tamales, los frijoles puercos, los cigarros y el trago; alimentos y bebidas que en algunas ceremonias luctuosas corrían como si fuese fiesta. Esto invariablemente volvía feliz al Güero y el aroma siempre lo conducía hasta el sitio exacto.

Era de piel blanca, barba hirsuta, pelo y bigote rojizo, de frente amplia, adornada con cejas espesas y bajo éstas unos ojos expresivos color de cielo  de mirar profundo. Además le daban ataques epilépticos y por la frecuencia en que le sucedían le habían dañado el juicio, condición que explicaba los arrebatos de cólera intensa que le generábamos cuando le gritábamos “Barrabás”, al escucharnos se mostraba violento y por lo mismo peligroso.

Entre pasividad, velorios y arrebatos transcurría su vida sin nada digno de escribir a casa pero cuando acompañaba a un muerto era otra cosa; se transformaba de taciturno a cooperador y respetuoso; lloraba, lloraba  y entre el llanto y llanto se detenía por lapsos pequeños para realizar discursos casi siempre confusos. Tanto que nada tenían que ver con las actividades, ni con la moral del difunto en turno, por lo  que desconcertaba a los familiares.  Hablaba, dirigiéndose a un hombre cuando el cadáver correspondía a una mujer y viceversa, enaltecía o reclamaba hechos que imputaba al difunto sin tener razón o motivo para hacerlo,  sin siquiera reparar en ello.


A manera de justificar su presencia y el motivo del llanto; en sus letanías decía que pagaba supuestas deudas contraídas con el ahora cadáver y por lo tanto su presencia era a manera de liquidarlas. Al paso de las horas y con más alcohol en su cabeza, olvidaba lo anterior y pasaba la cuenta por sus servicios. ¡Sí, el Funerarias no lloraba gratis! Cobraba a cinco pesos la hora, y el modo de hacerlo, era por demás efectivo. Se ponía grosero e intransigente. Esto hacía que todos le pagarán por algo que no habían contratado, lo que intentaban era correrlo del lugar, que desapareciera lo más pronto posible.

Los velorios eran todo un acontecimiento social, en el cual se daban cita las familias de Costa Rica que por aquél entonces no éramos tantos y nos reuníamos casi todos. Durante la velada se repartía allá por la madrugada menudo con grano, pata y garra para reanimar el cuerpo. Además, café, cigarros y trago. Lo anterior jalaba vagos y borrachos que iban a llenarse al velorio. Así, mientras se fumaba, comía y bebía, escuchábamos los llantos y letanías del Güero, la creatividad de Chinto Mentiras con sus relatos llenos de delicia y picardía, y soportábamos las babosadas del Miguelito Borboa. Así, nos amanecia sin que nos diésemos cuenta.

Cuando los fallecimientos se daban en invierno los escuchábamos reunidos en una fogata improvisada donde los adultos bebían alcohol y los pequeños gaseosas. En verano producíamos humo para ahuyentar a los mosquitos y así continuaba la bola.

En uno de tantos, de los que fui, por supuesto allí lloraba, decía incoherencias y bebía. Alternaba sus arengas con silencios prolongados. Era noche de verano, las horas se me hacían interminables por sus letanías sin pausa y sin sentido, por los zancudos, por lo monótono del canto de los grillos y por lo  sofocante del ambiente que me había puesto de mal humor… la paciencia se me había agotado. No hallaba como terminar la velada, me parecía que el tiempo daba vueltas, que no avanzaba, como si se hubiese detenido. El calor me mantenía intenso a pesar de que  estaba entrada la noche.


De manera súbita fuimos arrancados del marasmo de aquél velorio; el Güero cesó bruscamente de llorar y volteó el rostro hacia donde nos encontrábamos los que aún velábamos a esas horas, se levantó decidido y buscó al hijo mayor del difunto. Éste se encontraba cerca de nosotros y hasta allá avanzó. Al encontrarlo, le exigió con tono enérgico y firme el pago de sus horas de llanto. Le urgía retirarse a otra ceremonia que se llevaba a cabo esa noche.

— Joel,  he llorado tres horas y la verdad es que ya me enfadé,  me quiero ir, me sales debiendo quince pesos. Así fue el encuentro del doliente que hacía las veces de líder. El huérfano entendió que no tenía que discutir, ya que al hacerlo terminaría en un escándalo y le dio un billete de a veinte pesos. Ya con este entre sus manos ásperas y sucias, lo acarició, mientras lo veía con detenimiento como acomodando sus ideas y después de un lapso que desesperaba al doliente y a todos los presentes, dijo:

— No tengo feria, y en este momento no hay donde cambiarlo y para que no sobre nada te voy a completar con un ataque. Sorprendido, el deudo trató de persuadirlo de que no llevara a cabo su propósito ya que con ello alteraría la dinámica de la ceremonia, por supuesto que no entendió y enseguida se dispuso ganarse el dinero a su manera. Al terminar de decir su intención, quedó erguido, rígido, luego lanzó un grito estridente que fue sofocado por bocanadas de espuma blanquecina que en grandes cantidades salían con dificultad por la boca, Cayó al suelo y vinieron los estremecimientos, luego las secreciones que antes eran blancas se tornaron sanguinolentas, situación que me generó incertidumbre y angustia.

Las contracturas que envolvían su cuerpo impedían que respirara libremente parecía como si el pecho no se moviera, como si lo tuviera congelado, lo anterior ocasionó que la piel blanca de la cara se tornara de un tono oscuro. Los movimientos  incontrolados  lo llevaron hacia el féretro. Apareció la posibilidad de que en una convulsión  metiera la cara en la enorme tina que estaba debajo de la caja y  contenía hielo. La tenían para que no se pudriera el muerto por lo intenso del calor. Hasta allá rodó el llorón, movió el ataúd que se soportaba por sus extremos sobre unas estructuras de fierro, pareció por momentos que la tiraría.

Lo grotesco de aquel evento revolucionó  la noche y rompió el aburrimiento en la que habíamos caído todos.  De repente nos movilizamos en torno al enfermo. Las mujeres corrían buscando alcohol, otras alcanfor para darle a oler y frotarlo. Otras lo hacían rumbo a la cocina buscando cebolla morada para partirla en trozos y dársela oler; todos gritaban intentando coordinar las acciones, se escuchaba: ¡ponle un pañuelo entre los dientes!,- ¡cuídale la cabeza que no se golpee!- ¡que no caiga a la tina!,- ¡échale aire con el sombrero!-¡desapúñanle las manos- ! mientras le frotaban la nuca con alcohol, le daban a oler alcanfor y mitades de cebolla morada poco a poco fue volviendo en si, como para demostrarse a sí mismo lo anterior, movía lentamente los brazos, piernas y cuello a voluntad, pero continuaba acostado sobre el piso de tierra.

 Después de un buen rato se sentó, tomó la cabeza entre sus manos como queriendo organizar sus ideas, permaneció sumido en un silencio. Al mucho tiempo bajo sus manos, decidió explorar su cuerpo y en el vaivén de los dedos descubre un pequeño hilo de sangre que emanaba de su frente; la tocó y se los empapó, luego los bajó lentamente hasta la altura de sus ojos y al poco rato exclamó a manera de pregunta:

— ¿Quién me corneó?

La interrogante sin cordura provocó hilaridad en los pocos que aún quedábamos. Por esto y por mucho más, cuando voy a un velorio a Costa Rica, siempre busco a Chinto, al Miguelito Borboa  y al Funerarias, aunque ya no los miro, hoy tengo la duda si alguien cobró por llorar en el velorio del Güero.

Tomado de mí libro Se Va a Saber… Dijo Barrón



                              Dr. Nicolás Avilés González


Hotel California

Nicolàs & Laura Avilès en el pueblo màgico de Todos Santos, Baja California Sur, Mèxico (2016)

Welcome to hotel California such a lovely place (Such a lovely place) such a lovely face
There`s a plenty of room at the hotel California any time of years (Any time of years)
You can find it there
Eagles

lunes, 25 de septiembre de 2017

TLC


 UN DIA COMO HOY NOS ENTREGABAN ESTE REGALO HACE YA 17 AÑOS... USTEDES JUZGUEN.


lunes, 18 de septiembre de 2017

El mercado viejo

Aùn estàn de pie algunos de tus viejos locales, pequeños puestos de madera de pino rustico que parecen desafiar al tiempo. En ellos continuan encerrados una diversidad de sonidos y olores que al pasar muchos años y regresar, disparan en mi un torrente de recuerdos. 
Ahi estàn  los ganchos herrumbrosos donde se exhibian los trozos de carne al aire libre, pedazos expuestos  al polvo y a la temperatura quemante de mi tierra desde luego que sin algùn recato sanitario.
Al caminarlo escucho de nuevo el zumbido de las moscas al levantar el vuelo, asustadas por la llegada de algùn cliente madrugador. Moscas que nublaban los establecimientos. Conservo el  extraño y desagradable siseo de estos insectos. Veo la alfombra negra de moscas muertas alrededor una cacerola del veneno rojo, tratando el comerciante eliminar aunque sea algunas ya que venian como nubes negras contra la carne. 
Abajo siempre, un tropel de perros callejeros mirando hacia los trozos sostenidos en el metal oxidado; quizà envidiando al enjambre de voladoras que si lograban chupar la sangre de los chamorros o esperando la compasiòn del carnicero y que les arrojara un pedazo cualquiera.
Resuena en mis oidos el ruido amenzante que produce el frote del  cuchillo contra la chaira de acero en busca de filo para lograr mejores cortes. Este sonido era continuo, intenso como si fuera compulsiòn del tablajero que en afan de matar el tiempo o de cautivar el oido de la mujer de los obreros que a diario hacian las compras por carecer de aparato enfriador para conservarla. Desde las cuatro de la mañana eran desfiles de comenzales buscando llevar el alimento a las mesas de Costa Rica. 
Cierro los ojos y viene a mi el colorido  abigarrado y fascinante de la diversidad de frutas, verduras que iban del amarillo hasta en verde en sus distintas tonalidades. Muchas de ellas casi frente a mi vista, colgadas en cordeles o en depositos al alcance de mis manos pequeñas cuando niño.
En estos ixtles colocaban racimos de platanos en diferentes estados de maduraciòn y por lo mismo en varias tonalidades de color, ademàs chiles anchos, hojas de maìz secas para envolver tamales. Todo lo tenia frente a mi, tan cerca estaban que si te acercabas sin precaucion podian lastimar tu vista
Todo era ofertado por comerciante, como unos  señores de apellido Leal, Modesto Zambada, Librado Nevarez, Manuel lòpez todos ellos en la variedad de càrnicos. Otros, como Manuel Parra, Beto Paredes en frutas y verduras, Chema Lara, Tulita Elenes, el guero Monarrez Chuy Reyes y Pancho Leal en abarrotes y desde luego muchos que se me escapan de momento.
Aùn rechina en mis oidos la carreta de mulas que estaba a cargo del Goyo Hidalgo y de su compadre Mayo Zambada que desde las primeras horas del dia arrastraban la carne desde el Rastro Municipal hasta los puestos de venta.
El Mercado Viejo sigue sin cambios estructurales, compuesto de tres tiras de locales colocados de manera paralela, contruidos con pino y techo de làmina de cartòn, con pasillo a lado y lado. Las columnas se extienden del oriente hacia el mar y de vecinos tienen al Billar "El Toro Manchado" y al poniente la calle de los camiones y la Refresqueria Espinoza
El piso como el de todo el pueblo y, para no desentonar era barrial puro que en tiempo de secas polvo y en lluvias lodo; Barrial que batiamos los de la comunidad con los pies calzados o otros descalzos y bien parecia champurrado. Sigue de pie esperando que lo derrumbe el tiempo
El Mercado era simplemente espectàcular por sus perros flacos, moscas, el bullicio, la calidez de su gente, sus olores, colores, sonidos todo ello lo hacìan especial  ¿Còmo olvidar todo esto?
En los mercados municipales  se muestra el rostro del pueblo, las costumbres y el folklore, por supuesto que en este lo habìa a raudales, pero del lado poniente encontrabas de màs, ya que era donde estabàn los puestos al aire libre. En ellos se vendìa gran diversidad de productos entre otros, jugos de naranja, toronja, zanahoria que muchos obreros compraban antes de entrar al Ingenio en el turno de las seis. 
Tambien habia mesas con Menudo y ahi de seguro encontrabas "amanecidos" que tras noche larga de juerga llegaban a desayunar. 
Habìa a la venta pescado, mariscos frescos, atole de pinole, churros, hot cakes, generalmente estos productos los encontrabas en tiempo de frio y, desde luego que no faltaban los merolicos ofertando medicina para las lombrices, para los callos, para el cansancio y otros remedios milagrosos por lo que no cesaban de gritar.
Las ollas de menudo eran enormes y estaban montadas en braceros que las mantenian calientes a base de carbòn de mezquite que ardìa, tanto que si te acercabas mucho recibias las chispas que de repente despide este vegetal carbonizado. El menudo lo servian con caldo y grano o con pata y garra desde luego que eran de diferentes precios, pero eso si, siempre acompañado de chile chiltepin molido, cilantro o yerbabuena al gusto. Allì atendian la Naty del Moreño, Martha Salazar que ademàs de llenarnos la panza hacian su labor social; curar crudos que no eramos pocos.
Otro puesto que adornaba de manera especial la mañana era un local semifijo contiguo al abarrote del Pelòn Monarrez y a las mesas del menudo. Este estaba adornado de garrafas de vidrio que contenian aguas frescas de diversos colores, entre otros horchata que es blanca, jamaica de color rojizo, tamarindo de color cafè, sandia, de color rosado, limòn de color verde o otros que el Popochas Càrdenas anunciaba a los comensales mañaneros de la manera siguiente
-Horchata, elaborada con hielo de Culiacàn y agua de San Josè- remataba con lo siguiente
¿Va a querer agua? lo repetia de manera compulsiva tanto que al final parecìan letanias.
Las mesas de pescado, los puestos de atole, gorditas, churros, hot cakes, jugos, aguas frescas, menudo y la disposiciòn abigarrada de las mesas, sillas, cables de corriente electrica que muchas de las veces representaba un riesgo de electrocusiòn, focos, gritos, locos, cuerdos, marihuanos, crudos, borrachos, limosneros, trampas que bajaban del tren carguero, obreros en trànsito hacia el Ingenio azucarero, Don Evaristo cobrando impuestos municipales a los venderores,  moscas y perros callejeros hacian ùnica e inolvidables esas mañanas. 
¡Te extraño mercado de mil colores, mercado de mil olores y mercado mil sabores!
Tomado de mi libro "Se va a saber... Dijo Barròn
                          Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez

domingo, 13 de agosto de 2017

El Tatano

                                                                     
Ingenio Rosales, viñeta realizada Francisco Lemus pintor de Costa Rica, sinaloa      


                           EL TATANO

El alias de este sujeto, el cual por sus conductas sexuales erràticas se tornò en su momento el centro de un huracàn de crìticas y de comentarios aniquilantes sobre su persona. Nunca supe si naciò en Costa Rica o llegò  de algùn lado como muchos al principio de la colonizaciòn, pero laboraba como eventual en el Ingenio Rosales.
Eventual como casi todos los retoños de los obreros de los años  sesentas, època que les tocò vivir en aquel Mèxico industrial en ciernes, donde ejèrcito de desocupados trataban por todos los medios  incorporarse en las industrias  con la ilusiòn de tomar una plaza de obrero y asì lograr  una posiciòn econòmica que les permitiera vivir de una manera màs holgada y segura por el resto de sus dìas, aquello prometìa.
Para tal fin, los casi adolescentes que jugaban a ser hombres se arremolinaban en la "Puerta" de la empresa azucarera durante los tres turnos, esperando una oportunidad de laborar. 
Ingresar tenìa dos objetivos muy claros, contaban los dìas trabajados  para la promociòn en el logro de una mejor posiciòn cuando se revisaba el historial en la Seccion 106, otro motivo  era màs inmediato, tener dinero para gastarlo con su novia el fin de semana. El pueblo tomaba un brillo especial los sàbados ya que le pagaban a los obreros y los domingos habìa con que asistir al Cine Eugenia que estaba contruido de madera y fue el primero y ùnico por mucho tiempo hasta que llegò el Èvora y despuès el Rosales al otro lado de la vìa. Otra parada frecuente eran la refresquerìa Los pinos y  Pepsi,  disfrutar un raspado o un licuado con Juvencio Hayashi y como cosa especial bailar en el club 20-30 o en el Casino  municipal. Sin faltar a una parada en la misa de siete. Todo esto era el ritual dominguero.
De lo anterior se desprende que en este momento estos jovenes no eran sostèn de ningun hogar sino soñadores que buscaban construirse un futuro. Eran aprendices de adultos . De ese grupo era el Tatano y por lo mismo le sobraba tiempo para engrosar las filas de deportistas del billar "El toro manchado" o en el del  "Sordo" o ablandaba  las bancas de concreto macizo del estadio "Alejandro Torres"que permanecian abarrotadas hubiera o no evento cultural o deportivo.
La apariencia fìsica de el Tatano era poco agraciada, dirìa que hasta desagradable,  de estatura mediana, prieto como carbòn de mezquite, nariz aplanada como la de un boxeador barato, que apenas emergìa sobre unos pòmulos abultados y todo lo anterior rematado con una boca grande de labios carnosos discretamente evertidos que se distinguìan del resto de sus rasgos por su color algo menos pronunciado. La complexiòn era gruesa y por aquellos entonces se esbozaba un pequeño abultamiento del vientre.
El aspecto no era lo ùnico feo que lo acompañaba, ademàs sus preferencias, mismas que lo llevaron a ocupar en su momento los primeros lugares de popularidad en aquella pequeña comunidad y, creemelo lo encabezò por meses y hasta pienso que años ¡En el pueblo decìan que le gustaban los varones!
Cosa que realmente no le importaba, las habladas y la carrilla se le resbalaban, al fin era sinverguenza y basta con recordar que el cìnico conoce el precio de la cosas pero ignora el valor de todo.
Cuando escuchaba comentarios chuscos que a su paso hacìan a su persona preferìa cerrar sus ojos azabaches que parecìan pequeños dado lo grande de su cara y enseguida soltaba una sonrisa fàcil y contagiosa, se asomaban unos dientes blancos brillantes.
El  cinico era ave de muchos parajes, igual se le miraba sentado en las bancas del billar y en la bardita de la estaciòn del ferrocarril y hurgando entre los furgones estacionados en las vìas alternas que esperaban ser llenados con pacas de bagazo de caña que luego serìan transportados hacia el centro del paìs para alimentar la maquinaria de las fàbricas de papel. Èstos eran imàn para los vagos que abundaban en Costa Rica. En uno de estos conveniò una cita con su pareja. 
Los andenes y los carromatos del ferrocarril eran rutina obligada  de los municipales que buscaban borrachos, marihuanos y cadàveres que con relativa frecuencia eran abandonados sobre la vìa principal para que el tren los despedazara y asi evadir las investigaciones de posible asesinato.
 Pasaban iluminando uno a uno; lo hacìan en las ruedas y hacia los vagones que estaban vacìos,  con  linternas de mano. En uno de ellos vislumbraron la silueta de dos cuerpos que estaban hasta el fondo.
Allì encontraron al Tatano y a su compañero sexual, era una de esas noches sin luna que parecen alargarse dado el marasmo que produce el intenso calor del verano que en ese momento realmente sofocaba,  ¡ahì los encontraron!
 Estaban  en el hecho cuando los sorprendieron con sus luces los municipales y enseguida lanzaron al unìsono gritos amenazantes
- ¿Què haces allì cabròn?
Este, ante la sorpresa de la fragancia, sonriò  ya que se le vieron las hileras de dientes que era lo ùnico que resaltaba en aquella obscuridad. Y haciendo alarde de agilidad de respuesta contestò
-Gracias... que bueno que me alumbraròn- Lo decìa mientras en sus labios continuaba con su sonrisa socarrona. Al mismo tiempo que sus ìndices apuntaban hacia la nuca del homosexual que doblado del torso que se continuaba con  el cuerpo del Tatano que permanecìa erguido como si fuera poste de la luz. Enseguida argumentò
-Agradezco que me afocaron, miren, miren donde està este joto cabròn-
Y continuò con el deslinde
- ¡Les doy las gracias que me aluzaron, si se tardan un poquito màs en llegar lo hubiera meado!
La sonrisa burlona que acompañaba su dicho provocò la hilaridad de los policìas que despuès de reponerse de aquella confusiòn contestaron
- Que mear, ni que chingados, bajense de ahì par de cabrones degenerados y van pa' dentro-
Enseguida se colocaron su ropa y ya con las carnes cubiertas bajaron ante la mirada de aquellos hombres de ley e inmediatamente los subieron a la "Perica". 
Ya en barandilla recogieron los pormenores del evento, despues de pagar una multa administrativa por faltas a la moral dejaron libre a la pareja. Para esos momentos en la comunidad habìa algarabìa por el suceso, recuerden que pueblo chico, infierno grande. 
La noticia cundiò por los confines de Costa Rica, el Tatano se colocò de golpe y porrazo con una popularidad que eclipsò a Don Evaristo, a Pedro Torrecillas, A Manuel el Loco, a la Cotorra y de paso a todos los personajes que polulaban en las calles de tierra de mi pueblo.
Desde ese momento donde irrumpìa su figura grotesca la gente gritaba- -¡Aguas, aguas!
Mientras algùn otro advertìa-
-¡Ahì viene el Tatano, nalgas a la pared!
La respuesta de cìnico era siempre una sonrisa y desde entonces se hizo popular esta letania
-¡Aguas, ahì viene el Tatano, nalgas a la pared!
* Tomado de mi libro "Se va a saber...Dijo Barròn"
                         
                                  Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez


sábado, 17 de junio de 2017

Nicolàs Avilès II, mi padre



Mi padre Nicolàs Avilès II al nacimiento de Costa Rica, allà a finales de los años 40; en su brazo derecho mi hermano Paco y en su mano izquierda mi hermana Eloina. Un abrazo señor hasta donde se encuentre, por supuesto que los recordamos y que estarà presente este dìa del padre del 2017.

                        Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez o Nicolas III

No solo...


Flores hermosas!




Hasta esta belleza està amenazada por Korea y por EEUU. Creo que necesitan voltear los ojos a estos regalos y recapacitar. ¡El dinero y el poder no es el fin ùltimo de la existencia!
                                  Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez

Buen dìa al mundo!



Para que se olviden por un rato de King y de Trump reciban un caluroso abrazo desde Culiacàn, Sinaloa Mèxico. Tierra de mujeres bonitas.
                                   Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez

                                                                   Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez

miércoles, 24 de mayo de 2017

El agua milagrosa




 -Alevantate hijo, que se nos hace tarde, manejaremos todo el dìa para llegar donde està el venero donde brota el agua que aliviarà las dolencias de tu Tata
Desde hacia meses a Don prudencio Navidad lo aquejaba un dolor que decia èl, era  como si le clavaràn una daga que lo atravezaba por el medio del pecho hasta los lomos.
Manejarè hasta que me canse entonces te darè la troca para que le sigas, mira  que cuando uno se hace viejo ya no sirve para nada- Juvenal,  se lo decia al joven mientras lo apuraba para que se alistara para el viaje que estaban a punto de emprender.
Gabino con la persimonia juvenil que le caracterizada, dijo- Ya voy Apà, nomàs me lavo la cara, los dientes, me pongo la ropa, los huaraches y nos vamos- Enseguida retirò de manera despreocupada la sabana  que le cubrìa su cuerpo. 
Mientras tanto, la madre de Gabino atizaba las hornillas con el fin de calentar tortillas y con ellas se hicieran un taco de frijoles con cuajada y que tomaran cafè de olla que a esas horas despedia un olor delicioso que inundaba la casa e invitaba a sacudirse el frio que se sentìa en Las Tapias esa madrugada de enero. 
Fuera de la choza todo era oscuro; el escaso ganado dormia en los corrales, los perros  recostados sobre el piso de tierra esperaban un bocado bajo la mesa de tablas de pino donde padre e hijo se frotaban las manos para que les sirvieran el desayuno.
- Apurate Gertrudis, tenemos que irnos me han dicho que a donde vamos està re'lejos del rancho- Ya voy- lo decia la sierreña mientras con sus manos redondeaba de manera apresurada la masa que con movimiento ràpido las colocaba sobre el comal tapadera de tambo que casi ardìa por efecto de los leños de mezquite que lo quemaban
- Haber si aguanta la troca Apà, ya ve que las llantas estàn lisas y he mirado que sube las cuestas apenitas- Bueno hijo- respondio Juvenal-espero que nos lleve y nos traiga con bien, sino fuera por porque el viejo necesita el remedio no iriamos- Recalcò- No va ir bien, no te preocupes- 
La charla trascurrìa mientras ingerian los alimentos de manera  apresurada. Tenian planeado ir, llenar y regresar, carecian de dinero para pagar donde quedarse a dormir o comer en fondas. Su economia era como casi todos los del rumbo, raquitica
El vehìculo donde se trasladarian era una camioneta destartalada que a base de remiendos la hacian funcionar y en ella acarreaban agua y pastura para el ganado en tiempos de canìcula. Realmente no estaba en condiciones de hacer un viaje largo. sin embargo no habìa de otra, el motivo  ameritaba correr el riesgo. Terminaron de comer y Juvenal dio la voz de arranque
- Vamos Gabino- Si Apà- contestò el joven, luego pregunta- P'a ¿ quien le dijo lo del agua a mi Tata?
- Mi madrina Monchi, ademàs le asegurò que los que la toman mejoran de todas las malarias que padecen, con decirte que supò que vienen camiones repletos de gente "del otro lado" a beneficiarse con la "aguita". Dicen tambièn  que un pelotero de Los Àngeles manda propios para que se la lleven ya que tiene una enfermedad que le vino porque se metiò con un bato,   y asegurò que a eso no le han encontrado cura los dotores.
-Entonces alivia la aguita, si mejora esa malaria  que les da a "los manos caidas" ha de ser buena, cuantimas las dolencias de mi Tata; de seguro en cuento la empiece a tomarla se le retiraràn esos dolores que le vienen de la nada y nos tiene con la congoja de que en uno de ellos se nos acabe-
-Asì es mi'jo, veras que con esa toma se pondrà como nuevo- Platicaban al mismo tiempo que avanzaban aunque de manera lenta por la carretera Mèxico 15 rumbo al centro del paìs.
Finalmente llegaron a una llanura donde estaba el ojo de agua; de la cual se decìa que tenìa  compuestos radioàctivos con los que limpiaba desde el càncer, el sida y muchos atrasos que les vienen  a los viejos. 
El venero que estaba a flor de tierra y hasta el llegaban miles de personas, turbas de enfermos o sus familiares con recipientes en mano intentando llenarlos. En el sitio habìa algunos lugareños que auxiliaban al dueño en la vigilancia del orden
- Va a estar cabròn llegar hasta el agua- Afirmò Juvenal Navidad- Las filas eran interminables;  habìa personas en silla de ruedas, otras con muletas, usando bastones, lisiados, ciegos y muchos con dificultad para caminar, pero todos llevaban su recipiente
- En caso de no llegar pronto, dormiremos en la camioneta y mañana regresamos a Las Tapias- Està bien Apà. replicò muino el muchacho- Pero ojala y avance ràpido la fila ya ve que no hay ni en que sentarse, estamos a cielo raso y soportando el frio- Esperemos que sea pronto, hay que tener fe-Agregò Juvenal con el fin de consolarlo.
- Comprate unos tacos en aquella carreta, huelen bien, ademàs te traes un refresco que no estè muy helado, aqui te cuido el lugar, ya me anda de hambre- Ya tambièn estoy rete filoso Pa, acuerdese que desayunamos temprano y son las dos de la tarde- Enseguida el joven fue en busca de la fritanga que le habìa dicho su padre. Juvenal se quedò con el recipiente sucio y raspado, bidòn de veinte litros que alguna vez fue blanco. Comieron con bastante apetito, vaya que disfrutaron las carnitas de puerco que les adormeciò un poco el hambre, pero no tuvieron moneda para hartarse. Se resignaron
-En cuanto tengamos el milagro nos devolveremos. Dijo de nuevo Juvenal. No tenian realmente con que quedarse una noche màs en ese lugar- Llenaron y se ajilaron rumbo a la troca
- Vamonos- dijo Juvenal mientras se subia el joven por la puerta del copiloto. Eran como las cinco de la tarde y, despues de batallar un poco con la marcha de la camioneta arrancaron de El Tlacote en Queretaro rumbo a los Altos de Sinaloa
De regreso estaban contentos, comentaban de diversos temas, todos relacionados con las cosas que son habituales en los ranchos y del remedio que dentro de pocas horas tomarìa Don Prudencio- Espero que no se estrene èsta cabrona- Juvenal se referia a la camioneta- Ya ves mi`jo  que se "pajarea" como macho sin tapujos, tengo que ir listo ya que se quiere ir pa'ningun lado. Tiene mucho juego el volante, pero como la tengo calada la llevo en  mi carril, te lo digo para que tengas cuidado  cuando la agarres- Pues si ya sè, en la venida me traìa muy nervioso- Contestò Gabino.
La vieja pick up venia fallando de la direccion, el motor, como si fuera una falla de corriente o tapòn de gasolina, pero asì llegaron en la madrugada a cenar tacos en una carreta que estaba en la ùltima gasolinera al salir de Tepic. Lo hicieron despues de recargar gasolina- 
Ya nos falta menos- decia contento, aunque cansado Juvenal- Si Pa,  ¿como te sientes?,- bien- Lo dijo a secas Juvenal
Ya en camino de nuevo le recordò- Si te cansas me dices Pa
-Claro, te la voy a soltar pasando Mazatlàn- el cambio se diò en El Venadillo -Ahora si estoy desinflado tòmala- Se cambiaron de lugar y continuaron el camino no sin antes recordarle- Pon cuidado hijo, la camioneta viene fallando mucho, no te confies
- Si Apà
-¡Cuidado, cuidado, vas muy al medio!, !¡cuidado- Lo encandilò una pipa, Gabino diò un volantazo hacia la derecha tratando de alinerla hacia su carril, enseguida se escuchò un estruendo, el vehìculo se desplazò dando tumbos, la inercia los arrojò fuera de la cabina y esta fue a parar en el fondo de una hondanada, ahi se detuvo. Enseguida todo obscureciò. Sòlo silencio
-¡Estan muertos!- afirmò uno de los socorristas de la Cruz Roja- no hay nada que hacer, sòlo dar parte al Federal para que hagan las diligencias pertinentes de estos casos, vamonos compañeros-
 Se alejaron camilla en mano rumbo a las ambulancias, mientras los cuerpos de Juvenal y su hijo yacian en el fondo del arroyo seco.
En el rancho, los ancianos no podian conciliar sueño
-Como que se estàn tardando los plebes, Gertrudis- dijo Don Prudencio- Enseguida contestò la señora
-Me tienen con pendiente, ya deberìan de haber llegado- Quedandose en silencio y frotandose de manera compulsiva sus dedos encallecidos por el trabajo rudo que realizan las mujeres de los ranchos
-Al menos que algo malo les haya pasado- decia don prudencio mientras se llevaba las manos al pecho y el color de su piel se tornaba cera, la frente se perlò de un sudor que descendia entre sus cejas canas de manera abundante
- ¡Te pasa algo, viejo?- preguntò ella- 
-Si- dijo èl y añadiò- Tengo problemas para llenar de aire el pecho- Enseguida te tendiò boca arriba en el catre de lianas- Quedò quieto, muy quietecito, ya no se moviò màs
                               Dr, Nicolàs Avilès Gonzàlez

 

viernes, 14 de abril de 2017

Pesadilla


Pesadilla
Una noche de tantas, entre sueños me encontré con Dios, para no dejar pasar tan extraordinaria ocasión le pregunté- Si sabía  el daño que ocacionarían las religiones a la humanidad para qué las contruyó- Se puso serio y me dijo- Ese no es asunto divino- y luego agregó- Es a ustedes a los que corresponde solucionarlo allá abajo. Me invadió el desencanto e inmediatamente recordé la tragedia de los últimos veinte siglos, se me erizó la piel por el porvenir. Afortunadamente me despertaron de aquella pesadilla los maullidos de unos gatos que peleaban en el tejado de mi casa y, de nuevo murmuré- ¡Padre nuestro por qué estás en el cielo!

                                                Dr. Nicolás Avilés González

EL BALA






                                                               EL BALA

En el Costa Rica de calles angostas y callejones largos vivió el Toño "Balas". Creció un una familia que logró construir el restaurant "Torres" primera edificación de tres niveles, además un hotel del mismo nombre, un billar, la única planta de agua electropura por todo esto el balas creció en sabanas finas
Al principio se me dificultaba comprender como estaba integrada aquella familia donde convivia el Toño, sus padres eran ancianos y el un adoslecente; fue con con el tiempo que me confesó que se madre biológica vivia en california y que Don José y Doña Gabriela Torres eran sus abuelos
Si, el balas fue hijo abandonado y como dice el dicho "Criado de abuela ni pa cazuela" nuestro amigo no sirvió. Me consta que Dona Gabriela trató de hacerlo hombre de bien, pero él, como los chivos jalo siempre pa'l monte. La anciana no escatimó recursos para su formación y para este proposito lo envió a un colegio militarizado en la ciudad de Hermosillo, Sonora.
Lo matricularon con el fin de separlo de las malas compañias, pero al poco tiempo desertó de tal disciplina y regresó al pueblo de mis amores, evento que cortó las alas a su abuela y con ello la esperanza de que sirviera o como dicen por acá pa'que agarrara el surco. Y otra vez "la burra al cerco", el balas buscó a sus malas compañias, reiniciamos las andanzas. Al poco tiempo noté que del colegio de donde se había fugadó traía una arpilla de mañas
además se volvió tramposo, marrullero y venia con la afición al tabaco, al alcohol, muchas ganas de gastar dinero ajeno y un franco rechazo al trabajo.
 En sus multiples intentos de regresar al camino del bien ingresó a la facultad de leyes de la Universidad Autonóma de Sinaloa y nada. Despues de este nuevo fracaso agarró la milonga, parrandas interminables, pleitos, con lo poco a poco fue tejiendo su destino. Por todo lo anterior se ganó el alias de el bala
En su momento decidió casarse con el fin de ordenar su existencia, lo hizó con una jovencita con la que procreó tres hijos; el balas continuó en las mismas. Tras infidelidades, mal trato, violencia intrafamiliar de todo tipo, la ingenua se llevó a sus hijos a Guadalajara buscando el amparo de sus padres. Al tiempo el la siguió hasta la tierra del marichi.
En esa metropoli, nuestro personaje se empleó de saca borrachos en bares de mala muerte, taxista, guarura, y persistía en el trago, rápidamente se fue desintegrando como persona. 
Mientras el allá, sus abuelos vendieron los inmuebles que por supuesto le tocaban en herencia, se quedo sin ella y con ello canceló su futuro de vivir de sus rentas. Ya sin bienes, sin orgullo y con mañas se fue hundiendo en el vicio
Enseguida perdió a su hermanastro Rodrigo, murieron sus abuelos, sin mujer e hijos, sin un empleo firme, su existencia fue un cuesta abajo continuo. De manera apresurada fue descendiendo al infierno de las adicciones.
Así la última vez que lo miré en nuestro pueblo deambulando sin rumbo, vestido con ropajes baratos y raidos, fuera de control, sucio hasta del alma, ya sin fe por los terribles efectos de los toxicos que a raudales corría por sus venas. Me invadió el recuerdo del Toño "bala" de otros tiempos, enfundado en su bata de baño confeccionada con seda, pantuflas finas y oliendo a perfume caro. Ese día trastabillando con botella de vino corriente en su mano derecha se perdío de mi vista mientras al fondo se miraban las vias del tren...
                           Dr. Nicolás Avilés González

martes, 28 de marzo de 2017

El milagro del agua



Algunas medidas tomadas por el Estado contra de las adicciones llevan en el papel una loable intención, aunque las más de las veces salen perjudicados a los que se intenta proteger. Ejemplos hay muchos, la prohibición de la venta y el uso de bebidas alcoholicas en el vecino pais del Norte por allá a principios del siglo XX trajo clandestinaje, devastación y muerte hasta que finalmente decidieron abandonar la prohibición, liberar el consumo y con ésta politica pública se detuvo el baño de sangre que se dio en la Unión Americana. Metieron a la cárcel a Al Capone y  a sus socios y todo en paz
Otro ejemplo lo dio el Calderonismo ya que de manera irresponsable declaró la guerra a la producción trasiego, venta y consumo de sustancias adictivas, desde luego que no contempló las causas, se centró en los efectos, tampoco se percató del cáncer que corroe al sistema y que opera desde dentro del oficialismo y ha permitido a todas luces ésta actividad; el resultado personas desaparecidas, cárceles repletas y miles de muertos en una "guerra" sin sentido que lleva más de diez años y que la única perdedora es la sociedad mexicana

Lo mismo sucedió en los sexenios entre los años sesentas y setentas en Sinaloa, cuando se aplicaron férreas medidas que llevaban como fin inhibir el uso de bebidas alcoholicas en las clases populares de los pueblos, campos pesqueros y de las comunidades alteñas. Para tal fin colocaron retenes policiacos en los caminos que trepan a la serrania, también dificultaron el libre tránsito hacia las poblaciones de la costa, revisando vehículos sospechosos de llevar el toxico y decomisandole las cargas .
Se buscaba cuidar la economia familiar y que le gente no bebiera, finalmente las buenas intenciones sólo quedaron en eso. El pueblo siguió ingiriendo al  mismo tiempo que algunos funcionarios se llenaban las alforjas de dinero; metal que debería estar en las mesas sinaloenses, el trago costaba a más del 100% de lo que valía en las ciudades.
Además de retenes, pusieron restricción en los horarios obligando a los dueños de los puntos de venta cerrar sus establecimientos a las 21.00 PM, so pena de cancelarles el permiso  o en el peor de los casos el cierre del changarro.
Esto provocó aglomeraciones de parroquianos tratando de llenar sus hieleras para terminar la juerga. En ésta rebatinga había riñas y accidentes dado lo concurrido de esos lugares.
Después de esas horas no quedaba de otra más que buscar "aguajes" para continuar la borrachera; en estos centros clandestinos conseguias lo que necesitabas, pero desembolsabas el triple de lo que costaba el producto si lo hacias dentro del horario oficial. El Estado y el municipio solapaban ésta actividad ilicita que permitia enormes ganancias que iban a parar en los bolsillos del aguajero y de los funcionarios en turno.
En esa tónica de cerrar temprano y el impedimento se surtir de alcohol a la sierra y la costa generó el contrabando que pagaba bien, por lo que muchos le entraron al negocito pero esto implicaba ponerle ingenio a las cosas para evitar a "mochada" o de plano "arreglarte con los inspectores" para que te dejaran "trabajar"
Una familia de distribuidores de agua electropura en Costa Rica les dió por entrarle a lo chueco, pero sin participar a los del gobierno de sus ganancias, para engañar a los inspectores colocaron tequila blanco en los garrafones que transportaban en una especie de panal de abeja colocado en sus camionetas así transitaban de rancho en rancho oferciendo agua y además entregando el liquido cristalino que traian de Jalisco.
Era difícil encontrarles el camuco ya que a simple vista todo parecia agua. Para asegurarse más y no levantar sospecha de su actividad prohibida. Los que estaban llenos con el producto de agave azul los colocaban en la hileras del medio y en la periféria los que llevaban agua. De golpe y porrazo traian dos vendimias; agua electropura y tequila.
Sus finanzas aumentaron como la espuma, cosa que se notó pronto. El dinero y el enamoramiento no se pueden ocultar, ambas cosas se transpiran, se huelen y los llegados de la tierra de Conin el aroma se les escurría por los poros de la piel. Ya que despues de ser empleados, instalaron su propia planta purificadora abandonando a su antiguo jefe y de paso quebrándole su negociación.
En pueblo chico el infierno es grande; no tardaron las autoridades en percatarse de sus trampas. En una de las veces que se trasladaban de comunidad en comunidad repartiendo su mercancia les marcó el alto un grupo de policias apostados a la vera del camino que va a Campo Gobierno, enseguida le saludaron
-Buenos dias, les dijo un judicial obeso, vestido de paisano, sin uniforme oficial y sus dedos de la mano repletos de anillos de oro y en sus muñecas brazaletes del mismo metal
-Es una revisión de rutina
-¿Qué quiere oficial? preguntó el chofer y dueño de la mercancia
.Bajenos un garrafón de la camioneta, tenemos sed. El policia trataba de ver la reacción del comerciante. Éste no se intimido en lo más minimo
-Enseguida señor- e inmediatemente se encaminó hacia los que estaban en la fila del extremo derecho del panal. Lo iba a lavantar cuando el oficial dijo:
-Espérese, bajeme uno de los que están en el medio. Intentó el expendedor de persuadirlo que aceptara el que según él estaba más facil de jalar
-Tomen de este, el del medio está más difícil sacarlo, además ya lo tengo entre mis manos, sin embargo el representante de la ley insistió
-Le dije que me de de los del medio- enseguida señaló uno
-Mire, deme de ese- No le quedó otra al chofer que obedecer la orden, lo bajo y le dijo
-Ahí lo tiene-
-Ábralo , ordenó con una firmeza que turbó al vendedor
-¿Como dijo, jefe?
-Lo que oyó, ábralo
Enseguida el conductor se dispuso a retirar el tapón del bidón de veinte litros, lo hizo aunque no de buena gana, en esos momentos el policia acercó un vaso de plástico que llevaba en sus manos
- Pongame aqui- Enseguida le sirvió. Ya con el vaso a medio llenar lo olio y enseguida se paso un trago a la boca, después de enjuagarse los carrillos y de paladearlo entre su lengua lo arrojó al suelo
-¡Esto no es agua, es vino! el dueño al verse descubierto trató de deslindarse cayendo  de hinojos y exclamando con voz en cuello:
-Alabado sea el Señor, milagro, oh Dios misericordioso, repetiste el milagro de las bodas de Canán; de convertir el agua en vino- Seguía dando de gritos desde su posición de hincado, mientras mantenía los brazos y el rostro elevado al cielo. No cesaba de lanzar alabanzas e insistia
- ¡Milagro, milagro!
El judicial se estaba desesperando, pero escuchaba al que pregonaba de la intervensión divina
-Escuchame Señor, no creía en los milagros, pero al ver que lo repetiste, ¡Gloria a ti mi Dios- e insistia con la misma cantaleta- ¡Gracias Dios, gracias Ser misericordioso!
El oficial perdió la paciencia ante los desplantes del comerciante y de dijo- El  milagro te lo vamos a hacer nosotros, Cabrón- Enseguida lo tomaron dos hombres obesos y un tercero inició el desvalijamiento de las ganancias del día y otro más empezaba con la tortura...

                           Dr. Nicolás Avilés González
 

La ùnica y verdedera religiòn...




La verdadera e unica religiòn es la que aùn no ha llegado a la tierra

                                                                                            Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez

lunes, 23 de enero de 2017

La gente està enferma porque quiere vengan a Culiacàn, Sinaloa


                                                   La gente està enferma porque quiere venga a culiacàn, sinaloa

domingo, 15 de enero de 2017

2017- Amor, salud y realizaciones les deseo desde Culiacàn para mis amigos del mundo


                                                             Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez

jueves, 5 de enero de 2017

Fragmento de Pedro Paramo...

Este es un pequeño fragmento del libro Pedro Paramo donde los levantados en armas llegan a solicitarle financiamiento para continuar con la revoluciòn, aqui pedro les pregunta cual el motivo para levantarse en armas a lo que le contesta Perseverancio lo anotado arriba. Este episodio se hace presente en estas crisis de gobierno donde hay revueltas por las politicas pùblicas dictadas  y que de manera criminal afectan al pueblo.

                                                                       Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez



FRAGMENTOS DE LA POESIA MANELIC DE ANTONIO MEDIZ BOLIO (ALGO MUY DEL MOMENTO QUE ESTAMOS VIVIENDO EN NUESTRO QUERIDO PAIS MÈXICO.

                                                                    Dr. Nicolàs Avilès Gonzàlez