Literario

jueves, 28 de julio de 2011

Pedro Torrecillas




Siempre me sorprendió la facilidad que lucía este hombre viejo, chaparrón, de vientre abultado, barba hirsuta y pierna acortada. Me sorprendió la facilidad para apearse del burro. Su oficio cobrador de impuestos municipales a los comerciantes móviles y de aquí, la necesidad del jumento que lo desplazaba con toda y su enorme humanidad por todo el pueblo localizando ambulantes. A los que Don Evaristo el policia por su edad avanzada, no lograba darles alcance.
Cómo recordarlo sin su burro, ¡imposible! confieso que me evocaba la misma impresión que ocacionaban en los aztecas los conquistadores españoles al considerarlos uno solo, o sea pegados caballo y jinete. Creo que con el tiempo llegué a concebirlo igual; Pedro Torrecillas y el pollino una sola pieza, con el transcurrir de los años, al verle bajar y subir me di cuenta que eran separados.
No podía ser de otro modo ya que este nuevo Sancho Panza de mi pueblo estaba lisiado, si, su pierna derecha estaba acortada y, era tanto que al erguirse formaba casi un ángulo recto con respecto a su tronco. Imposible sin el animal, el problema era tanto que limitaba su marcha, seguramente que el desnivel era como veinte centímetros del suelo y por lo mismo, al desplazarse originaba una mecánica grotesca. Al hacerlo doblaba el tronco hacia adelante mientras que al mismo tiempo elevaba la nalga izquierda. Y así su caminar era un sube y baja, lento, pesado y dificultoso.
Para avanzar apoyaba ambas manos sobre el muslo de la pierna enferma. Aunque esto de la pierna debería ser una limitante, lo anterior no lo inhabilitaba para subir y apearse del burro cuantas veces le era necesario, eso era justamente lo que me sorprendía cuando pequeño. Confieso que cuando niño, al mirarlo a los lejos enfundado en su caqui, distinguía su enorme cara de piel irregular y peluda, en la cual resaltaba una sonrisa enigmática que traslucía casquillos de oro que enfundaban varias de sus piezas dentales que lucían siempre sucias, por todo lo anterior me daba miedo. Temor que nunca estuvo justificado ya que era un hombre sereno, serio y muy cumplidor de su cometido y, así cabalgaba por las polvorientas calles del pueblo. Creo que buscaba algo más que ambulantes, buscaba a su inseparable Don Quijote, nuestro fiel Sancho Panza.

Dr. Nicolás Avilés González

viernes, 22 de julio de 2011

CIZAÑA




CIZAÑA,  MI HERMANO, ES LO QUE NACE CUANDO EL QUE SIEMBRA TIENE IRA EN LA MANO.

                                               DR. NICOLÁS AVILÉS GONZÁLEZ





TRASCENDER CREANDO ES LA MANERA MÁS GENEROSA DE ALCANZAR EL CIELO.

DR. NICOLÁS AVILÉS GONZÁLEZ

                                                            













miércoles, 20 de julio de 2011

POSIBILIDAD




POSIBILIDAD

Desperté, y era placentero lo que recorría todo mi cuerpo. Dudé mecer a mi compañera pero me detuve, aunque ganas no me faltaron ya que quería compartir mi alegría. La visión era increíble, mis neumocitos y hematíes danzaban, tal y como ha sido desde que tuvimos el hálito ¡Bendita mutación pues bastaba la mugre que abunda en el aire! A otro lado con el cuento de la acumulación de los gases y del efecto invernadero. Al menos de asfixia no moriremos, el oxigeno era cosa olvidada.
sobrevivirán mis hijos, mis nietos y me guardaría el mundo a mi retorno de entre los muertos, a pesar del humo se perpetuaría mi sangre ¡Al diablo el tratado de Río, el de Kioto, que importa el monóxido;  que emane la lava, que resoplen los mofles y las chimeneas, viviremos a pesar de la acumulación de venenos!
 
La exitación era tanta que atenazó la sed mi garganta, luego quise calmarla con el agua de la bahía de Altata pues también mis nefronas mutaron, y ahora el agua del cielo tan sólo un grato recuerdo.Transformación bendita el futuro está asegurado, tiren los árboles no sirven de nada. Pronto me di cuenta que todo había sido un sueño, y los sueños son eso: posibilidad en la nada. Cuidemos el agua, plantemos un árbol... ¡Salvemos al mundo!

                                      Dr. Nicolás Avilés González




martes, 19 de julio de 2011


RETORNAR

Si la vida me diera
la oportunidad de vivirla de nuevo
me regocijaría en la verdad de todos
y en la de la vida misma

Permanecería en silencio
para no enturbiar la recepción de sonidos,
voces y valiosos conocimientos, mismos
que no llegan cuando nos vivimos hablando

Observaría mi alrededor serenamente
hasta perder los prejuicios que tengo de las cosas, y que sean ellas mismas las que me digan lo que son, reinventaría mi mundo olvidando el que conocí

Andaría las calles y caminos
sin rumbo ni propósito alguno,
lo haría por el placer de sentir el sol,
el viento, la lluvia, el color del arco iris, los rasgos de la gente y al final deslumbrarme con lo eterno

Marcharía por las tardes al poniente
tratando de alcanzar al sol, tatuaría
en mi piel lo maravilloso del ocaso
y la encendería con su fuego,
que luego apagaría al lado de una mujer bajo la luna.

Comprendería el silencio de los gatos,
lo dulce de los perros, lo fiel de los caballos;
aprendería que son huellas del divino
¡Entonces me volvería más serio y reflexivo y
expulsaría de mi al necio y al mezquino.

Disfrutaría tan sólo por instinto
la delicia de un plato humilde,
el olor de la flor silvestre a la vera del camino
y con placer degustaría a sorbos el espíritu de un buen vino.

Luego me transportaría en la fantasiosa música de un río, escucharía mi voz y la de todos;
sólo así sentiría que vivo, entonces sería más yo,
aquel que un día en la vida por ahí se me olvido.

Si pudiera volver a vivir...

Dr. Nicolás Avilés González

lunes, 18 de julio de 2011


AMPARO OCHOA, LA ALONDRA DE COSTA RICA

Le compartiré que cuando el follaje de la caña es mecido por el viento, este suena musical, es un sonido especial que sólo es posible escucharlo dado el silencio que reina alrededor de los cañaverales y desde luego que es delicioso disfrutarlo. La naturaleza hablándonos con uno de sus muchos lenguajes; seguramente, lo anterior la inspiró para que temprano los imitara con una voz modulada. Desde niña lo hizo. Aseguran que ésta cualidad se la descubrió su padre por lo que le pedía que cantara para él melodías que andaban de moda en aquellos ya lejanos fabulosos sesentas. Década en que estaba en boga la revolución cubana, la guerra de Viet Nam, el apartheid en Sudafrica, la rebelión de los negros, liderados por Martín Luther King; el Che Guevara representaba la resistencia universal contra los opresores yanquis; los movimientos estudiantiles en Praga, París, para que luego irrumpierán de manera violenta el 02 de octubre de 1968, donde el gobierno del presidente Gustavo Diaz Ordaz ordenó a través de su secretario de gobernacion, el licenciado Luis Echeverria Alvárez la masacre en la plaza de las Tres Culturas en la unidad habitacional Tlatelolco de la ciudad de los palacios México DF. Todo esto influiría en su vida posteriormente de manera decisiva.
A inicios de ésta década ya hacía pininos en eso del canto, fue en un concurso de aficionados en el desaparecido cine Evora de esta villa cañera, ahí nos deleito por vez primera con su voz melodiosa, dulzona al interpretar canciones del cancionero popular mexicano tales como "El Rosal Enfermo" y "La Mujer Ladina", salió ganadora indiscutible, imponiéndose en aquella ocasión a su más cercano perseguidor Juvencio Tirado poseedor de una voz aterciopelada. De aquí a la Radio "BL" de culiacán, luego a Mazatlán donde también se impuso se talento.
Después abandonó su lugar de origen para probar suerte en la gran capital de la República, pero ya no interpretó la canción fácil, la comercial, tomó como nuevo estilo el  "canto nuevo", sonidos que nacían del alma de los desposeídos, de los sin voz, de los parias, de los pobres, y que fueron recogidos por estos juglares que luego inundaron latinoamerica entera; Oscar Chavez, los Mascarones, Gabino Palomares, Violeta Parra, Tania Libertad, José de Molina, entre muchos más fueron los representantes visibles en esos años.
En compañía de Gabino y Oscar. Amparo con su grácil figura, sus  cejas pobladas en una cara bien delineada y su piel color de perla recorrió una a una de las plazas de México entero, me consta ya que a finales de los años setentas me tocó saludarla en el Tecnológico de Parral. Chihuahua, y, ya iniciados los ochentas nos deleitó en el auditorio del Hospital 1° de Octubre del ISSSTE en la gran ciudad. Y no sólo eso, sino que llevo su canto-protesta a la Cuba de Fidel Castro y a casi todos los países del cono sur de América latina, llegando incluso a varios países de Europa, entre otros dio un concierto en la ciudad de Berlin, Alemania a principios de los ochentas.

Temprano se percató que cantaría, sólo por eso abandonó físicamente las aulas rurales, únicamente por eso dejó a los niños pobres del municipio de culiacán donde fingió como maestra rural, lo hizo para enseñarle a la gente a abandonar su mansedumbre ante el cacique, ante el poderoso que los exprime, tan sólo por eso se retiró de la docencia en aulas para dedicarse a cantarle a la gente. Aunque por lo mismo nunca dejo de ser maestra.

Así nuestra alondra se fue pregonando por el mundo con su "Barzón", "El Cristo de Palacahuina, La Maldición de la Malinche" y muchas más contenidas en los diez LP que alcanzó a grabar en su corta vida de artista. Lo hizo hasta que una dolencia en el vientre le impidió lanzar sus mensajes al pueblo, regresando a morir en casa de sus hermanos queridos, tiempo en que me tocó de nuevo convivir y ser su médico a ese ser maravilloso, de esa mujer excepcional que hacia honor al nombre por cual la conocían sus familiares; "VIDA", si Amparo Ochoa, la alondra de Costa Rica fue ejemplo de vida, de tenacidad, de solidaridad humana ¡Que Dios te tenga siempre a su lado querida Amparo Ochoa!

                   Dr. Nicolás Avilés González





domingo, 17 de julio de 2011

manuel el loco

Manuel El loco

Estaba Manuel ya entrado en años cuando se volvió loco, dicen que la causa fue que perdió una fortuna considerable que lo empujo desde el mineral de Guadalupe de los Reyes en Cósala al Costa Rica de las Ilusiones en el municipio de Culiacán. Ésta entre muchas, trajeron a todos los del pueblo ¡vivir mejor!  y así cuerdos y locos  todos caminabamos por las mismas calles, sólo que Manuel lo hacia de diversas maneras. Algunas con traje y corbata y otras descalzo y con el torso desnudo.

Estos episodios al principio se alternaban poco, pero con el paso del tiempo se fueron haciendo frecuentes los segundos, por lo que las más de las veces se le veía descalzo y sin camisa. El tema de su locura; la guerra fría, tenia la incertidumbre de ser secuestrado por los sovieticos.

La mayor parte del tiempo se mantenía sumido en silencios profundos, en ocasiones se tornaba ruidoso y agresivo, justo cuando le gritábamos: ¡Manuel El loco!, ¡Manuel El loco!...No le gustaba aunque su estado mental era evidente.

Les voy a contar una vez que decidimos hacerlo entrar en un episodio de furia, Le jugamos una mala pasada. Fuimos hasta los estanquillos de madera de pino que estaban frente al edificio de la Sección 106, casi pegados a la casa de Don Nacho Aguiar, el dueño de uno de los molinos de nixtamal que había en el pueblo. Esa tarde el loco dormía placidamente junto al Taller de bicicletas de Chago Niebla y, le arrimarnos papeles a sus pies y les prendimos fuego. No tardó mucho en hacer su efecto la lumbre; el loco se levantó de un brinco y, buscaba en su mente confusa algo que le dijera lo que le había pasado, abría los ojos desmezuradamente tratando de encontrar algún culpable.

Al hacerlo denotaba sorpresa, mirada que luego se transformó en rabia y, esta era tanta que sus ojos despedían un brillo parecido a las llamas de la fogata que minutos antes lo había despertado. En su búsqueda desesperada de respuestas, nos  ubicó dada nuestra algarabía, por lo que enseguida se abalanzó hacia los que de manera frenética le gritábamos ¡Manuel El loco! ¡Manuel El loco!. Corrimos en desbandada y él detrás. Para dificultar el propósito de atraparnos, optamos por abrirnos en abanico, cada quien con su suerte y por su rumbo.
Me escondí bajo los lavaderos públicos, aquellos que estaban por la misma calle del Sindicato cerca de los chumilcos, casi frente a la casa donde vivían Doña Elena y El Chino Moncayo; aquélla de techo cubierto con láminas de cartón y muros de enjarre de lodo, la misma donde por temporadas hacían "limpias", curaciones chamanicas, leían la baraja española y el tarot y por las noches jugábamos lotería.

Bajo uno de estos permanecí todo el tiempo mientras el loco rondo buscándonos. Desde allí escuché los gruñidos de rabia que lanzaba el orate tratando de encontrar a los vagos que le habían jugado tan mala broma, al mucho rato y, después de no encontrar a nadie suspendió la búsqueda.
Cuando me aseguré que ya no estaba cerca decidí salir de mi escondite, de los lavaderos donde muchas veces nade en la pila que estaba en medio de ambas filas y escuché de boca de las mujeres de los obreros los chismes que andaban  en aquellos entonces, mitoteaban mientras lavaban la ropa.

Al hacerlo lo divisé caminando rumbo al Sindicato, después de este desagradable episodio regresó a sus delirios, a sus silencios mismos los que se pasaba días y noches enteras. Uno de tantos se marchó, seguramente sin rumbo dado lo extraviado de su cabeza o quizá si se lo llevaron los rusos y nunca me di cuenta. Jamás regresó al Costa Rica de las Ilusiones

                       Dr. Nicolás Avilés González


sábado, 16 de julio de 2011

Ingenio Rosales, Costa Rica, Sinaloa



INGENIO ROSALES, COSTA RICA, SINALOA


Costa Rica nació e finales de la Segunda Guerra Mundial con el fin de producir dulce con fines de exportación. La Unión Americana necesitaba de importaciones. En esos entonces  había sólo monte, animales propios de la región y después de la construcción de la presa Sanalona y de que pasó el Canal Rosales o El Canalón como lo conocemos los que de ahí somos, se inicio la construcción del Ingenio Rosales que dio pie a que llegara gente de toda la geografía sinaloense y nacional a poblar a ese nuevo centro de producción. Esta obra, es un recuento poético de la historia de ese ingenio que ahora, merced, entre otras cosas, del Tratado de Libre Comercio cerró sus puertas hace ya mas de 15 años despidiendo a más de 400 obreros y cancelando a miles de puestos de trabajo indirectos. Hoy el Ingenio Los Mochis en el municipio cañero de Ahome en el norte del estado, Eldorado y Navolato está sufriendo por las mismas consecuencia.


         MI PUEBLO.

En oriente, por donde levanta el sol
Regalándonos sus tiernos rayos matinales.
Entre agrestes montañas,
en la cordillera de mi estado
se construyó remanso al agua: La presa Sanalona.

Zona de canoas, de redes que lanzan los pescadores,
espejo de la luna,
abrevadero del sediento ganado.

Así inició canalización,
tajos abiertos a la tierra virginal,
arterias por doquier llevando flujo de vida.
Había que despertar gigantes;
gigantes acariciados por la brisa de los mares,
gigantes arrullados por el canto de las aves.

Los habitantes de aquellos valles
lo vieron con buenos ojos:
conejos, cascabeles, “toches”,
coralillos, tlacuaches, armadillos
y uno que otro venado, extraviado,
atraído quizá por la flor de sus amores;
la flor de palo blanco,
que en tiempo de lluvias adorna los suelos quemados.

Cardones, nopales,
vara blanca, mezquites,
huizaches y biznagas
revoloteo de iguanas,
bamboleándose entre las ramas,
canto incesante de chicharras,
llamando siempre al agua,
pidiendo la bendición del cielo.


Aquel ocre y escaso follaje.
Aquellas tierras polvorientas,
con el sudor de sus hombres
se transformaron en mosaicos,
mosaico de muchos colores.


Nacieron alfombras esmeraldas,
se extendieron desde la montaña
hasta donde el sol se muere.

Aparecieron flores de diversos olores,
chiles, ejotes, berenjenas, cereales,
varias clases de tomates.
Crecieron cañaverales.
Se había fundado COSTA RICA
en un rinconcito muy cerca de los mares.

Había que producir azúcar,
había que endulzar los paladares,
para alejar sabor amargo, de guerras,
de arroyos teñidos de sangre,
lucha entre hermanos,
sangre de mexicanos.

Agonizaba así aquel México;
el de mis abuelos,
el de balas, adelitas, generales.
el de carretas, el de caballos,
el de arar con yunta de ganado.

Se asomaba el de ruidos, el de humo,
el de vértigo, el de poleas,
el de motores,
en fin, el de andar apretujado.

Llegó gente de aquí, de allá,
nosotros, este, aquel,
albañiles, carpinteros, herreros, peones,
mecánicos, constructores,
entre ellos llegó mi padre.
 ¡Edificaron la Babel,
 terminaron la tarea justo en el tiempo pactado!

Ahí navegó aquel ingenio.
 Los obreros en bullicio siempre alegres,
unos vienen otros van, otros entran,
otros salen.
Tres turnos laboraba aquella empresa.
Furgones, trailers y camiones llevaban valiosa carga,
¡AZUCAR BLANCA COMO LUZ DE LUNA!

Las esposas en sus casas,
cocinando, pariendo plebes.
Todos crecimos a un tiempo.
Se formaron escuelas, bancos,”picaderos”,
“aguajes”, sindicatos y burdeles.
Todo creció aquí de prisa, todo aquí fue fantasía.

Tardes soleadas de domingo,
tardes del Alejandro Torres”,
encuentros deportivos.
El pueblo así se divertía,
estadio siempre lleno,
gritos, risas, se bebía.
Esto se repitió cada semana,
se repitió los últimos cincuenta años.

Aquellas hermosas tardes
las recuerdo como si ahorita fueran.
Tardes de crepúsculo,
cielos amarillos, violetas, marrones.
Cielos de rojo sangre escarlata
de brillo tan intenso que parecían derramarse al suelo.


Recuerdo el camino de la iglesia,
cadencioso paso de mujeres,
eran desfiles de gala.
Las veía pasar a misa,
despacio, otras de prisa.
Hoy las recuerdo y la hago con delicia.

Luego llegó presidente,
lo bonito pronto acaba,
firmó la felonía,
abrió la puerta al extranjero
entraron mieles baratas.
NO IMPORTÓ MAS EL AZÚCAR COLOR DE PLATA.

Así, dando traspiés por la puñalada recibida,
acordaron recortar al personal
 lo tomaron como medida.
Viene liquidación de cuarenta obreros,
de cincuenta, luego de trescientos,
como la herida era de muerte al final se fueron todos.
Hoy ya no hay bullicio,
pensativos, cabizbajos, caras tristes. Resultado
NO SE SOPORTÓ EL TRATADO.

Ya no sale ningún furgón,
ya no suena ese silbato.
Se olvidó de dar las horas
no acompaña más sus muertos,
 ya no anuncia el año nuevo.
Pienso que murió el silbato.

Ya no miro tizne por las calles
ya no choca en los tejados.
Poca gente en estos valles,
emigró a la ignominia,
a vender su cuerpo al extranjero,
abandonó: amigos, mujeres, a los niños.
Hoy, hoy añora atardeceres
SE ACABÓ AZÚCAR COLOR DE LUNA, AZÚCAR COLOR DE PLATA.


                                     Dr. Nicolás Avilés González
                                   






Brincar















Brincaba, brincaba
fluía. fluía
y mientras lo hacía
su mente le huía
oculta entre su silueta
rodó la careta
apareció la verdad
se había dado cuenta
que estaba dormida,
que sólo era bruma,
que siempre fue otra,
que no era Cristina,
que era la niña, y
que quería brincar,
brincaba, brincaba,
fluía, fluía

Dr. Nicolàs Avilès Gonzalez