Literario

miércoles, 24 de mayo de 2017

El agua milagrosa




 -Alevantate hijo, que se nos hace tarde, manejaremos todo el dìa para llegar donde està el venero donde brota el agua que aliviarà las dolencias de tu Tata
Desde hacia meses a Don prudencio Navidad lo aquejaba un dolor que decia èl, era  como si le clavaràn una daga que lo atravezaba por el medio del pecho hasta los lomos.
Manejarè hasta que me canse entonces te darè la troca para que le sigas, mira  que cuando uno se hace viejo ya no sirve para nada- Juvenal,  se lo decia al joven mientras lo apuraba para que se alistara para el viaje que estaban a punto de emprender.
Gabino con la persimonia juvenil que le caracterizada, dijo- Ya voy Apà, nomàs me lavo la cara, los dientes, me pongo la ropa, los huaraches y nos vamos- Enseguida retirò de manera despreocupada la sabana  que le cubrìa su cuerpo. 
Mientras tanto, la madre de Gabino atizaba las hornillas con el fin de calentar tortillas y con ellas se hicieran un taco de frijoles con cuajada y que tomaran cafè de olla que a esas horas despedia un olor delicioso que inundaba la casa e invitaba a sacudirse el frio que se sentìa en Las Tapias esa madrugada de enero. 
Fuera de la choza todo era oscuro; el escaso ganado dormia en los corrales, los perros  recostados sobre el piso de tierra esperaban un bocado bajo la mesa de tablas de pino donde padre e hijo se frotaban las manos para que les sirvieran el desayuno.
- Apurate Gertrudis, tenemos que irnos me han dicho que a donde vamos està re'lejos del rancho- Ya voy- lo decia la sierreña mientras con sus manos redondeaba de manera apresurada la masa que con movimiento ràpido las colocaba sobre el comal tapadera de tambo que casi ardìa por efecto de los leños de mezquite que lo quemaban
- Haber si aguanta la troca Apà, ya ve que las llantas estàn lisas y he mirado que sube las cuestas apenitas- Bueno hijo- respondio Juvenal-espero que nos lleve y nos traiga con bien, sino fuera por porque el viejo necesita el remedio no iriamos- Recalcò- No va ir bien, no te preocupes- 
La charla trascurrìa mientras ingerian los alimentos de manera  apresurada. Tenian planeado ir, llenar y regresar, carecian de dinero para pagar donde quedarse a dormir o comer en fondas. Su economia era como casi todos los del rumbo, raquitica
El vehìculo donde se trasladarian era una camioneta destartalada que a base de remiendos la hacian funcionar y en ella acarreaban agua y pastura para el ganado en tiempos de canìcula. Realmente no estaba en condiciones de hacer un viaje largo. sin embargo no habìa de otra, el motivo  ameritaba correr el riesgo. Terminaron de comer y Juvenal dio la voz de arranque
- Vamos Gabino- Si Apà- contestò el joven, luego pregunta- P'a ¿ quien le dijo lo del agua a mi Tata?
- Mi madrina Monchi, ademàs le asegurò que los que la toman mejoran de todas las malarias que padecen, con decirte que supò que vienen camiones repletos de gente "del otro lado" a beneficiarse con la "aguita". Dicen tambièn  que un pelotero de Los Àngeles manda propios para que se la lleven ya que tiene una enfermedad que le vino porque se metiò con un bato,   y asegurò que a eso no le han encontrado cura los dotores.
-Entonces alivia la aguita, si mejora esa malaria  que les da a "los manos caidas" ha de ser buena, cuantimas las dolencias de mi Tata; de seguro en cuento la empiece a tomarla se le retiraràn esos dolores que le vienen de la nada y nos tiene con la congoja de que en uno de ellos se nos acabe-
-Asì es mi'jo, veras que con esa toma se pondrà como nuevo- Platicaban al mismo tiempo que avanzaban aunque de manera lenta por la carretera Mèxico 15 rumbo al centro del paìs.
Finalmente llegaron a una llanura donde estaba el ojo de agua; de la cual se decìa que tenìa  compuestos radioàctivos con los que limpiaba desde el càncer, el sida y muchos atrasos que les vienen  a los viejos. 
El venero que estaba a flor de tierra y hasta el llegaban miles de personas, turbas de enfermos o sus familiares con recipientes en mano intentando llenarlos. En el sitio habìa algunos lugareños que auxiliaban al dueño en la vigilancia del orden
- Va a estar cabròn llegar hasta el agua- Afirmò Juvenal Navidad- Las filas eran interminables;  habìa personas en silla de ruedas, otras con muletas, usando bastones, lisiados, ciegos y muchos con dificultad para caminar, pero todos llevaban su recipiente
- En caso de no llegar pronto, dormiremos en la camioneta y mañana regresamos a Las Tapias- Està bien Apà. replicò muino el muchacho- Pero ojala y avance ràpido la fila ya ve que no hay ni en que sentarse, estamos a cielo raso y soportando el frio- Esperemos que sea pronto, hay que tener fe-Agregò Juvenal con el fin de consolarlo.
- Comprate unos tacos en aquella carreta, huelen bien, ademàs te traes un refresco que no estè muy helado, aqui te cuido el lugar, ya me anda de hambre- Ya tambièn estoy rete filoso Pa, acuerdese que desayunamos temprano y son las dos de la tarde- Enseguida el joven fue en busca de la fritanga que le habìa dicho su padre. Juvenal se quedò con el recipiente sucio y raspado, bidòn de veinte litros que alguna vez fue blanco. Comieron con bastante apetito, vaya que disfrutaron las carnitas de puerco que les adormeciò un poco el hambre, pero no tuvieron moneda para hartarse. Se resignaron
-En cuanto tengamos el milagro nos devolveremos. Dijo de nuevo Juvenal. No tenian realmente con que quedarse una noche màs en ese lugar- Llenaron y se ajilaron rumbo a la troca
- Vamonos- dijo Juvenal mientras se subia el joven por la puerta del copiloto. Eran como las cinco de la tarde y, despues de batallar un poco con la marcha de la camioneta arrancaron de El Tlacote en Queretaro rumbo a los Altos de Sinaloa
De regreso estaban contentos, comentaban de diversos temas, todos relacionados con las cosas que son habituales en los ranchos y del remedio que dentro de pocas horas tomarìa Don Prudencio- Espero que no se estrene èsta cabrona- Juvenal se referia a la camioneta- Ya ves mi`jo  que se "pajarea" como macho sin tapujos, tengo que ir listo ya que se quiere ir pa'ningun lado. Tiene mucho juego el volante, pero como la tengo calada la llevo en  mi carril, te lo digo para que tengas cuidado  cuando la agarres- Pues si ya sè, en la venida me traìa muy nervioso- Contestò Gabino.
La vieja pick up venia fallando de la direccion, el motor, como si fuera una falla de corriente o tapòn de gasolina, pero asì llegaron en la madrugada a cenar tacos en una carreta que estaba en la ùltima gasolinera al salir de Tepic. Lo hicieron despues de recargar gasolina- 
Ya nos falta menos- decia contento, aunque cansado Juvenal- Si Pa,  ¿como te sientes?,- bien- Lo dijo a secas Juvenal
Ya en camino de nuevo le recordò- Si te cansas me dices Pa
-Claro, te la voy a soltar pasando Mazatlàn- el cambio se diò en El Venadillo -Ahora si estoy desinflado tòmala- Se cambiaron de lugar y continuaron el camino no sin antes recordarle- Pon cuidado hijo, la camioneta viene fallando mucho, no te confies
- Si Apà
-¡Cuidado, cuidado, vas muy al medio!, !¡cuidado- Lo encandilò una pipa, Gabino diò un volantazo hacia la derecha tratando de alinerla hacia su carril, enseguida se escuchò un estruendo, el vehìculo se desplazò dando tumbos, la inercia los arrojò fuera de la cabina y esta fue a parar en el fondo de una hondanada, ahi se detuvo. Enseguida todo obscureciò. Sòlo silencio
-¡Estan muertos!- afirmò uno de los socorristas de la Cruz Roja- no hay nada que hacer, sòlo dar parte al Federal para que hagan las diligencias pertinentes de estos casos, vamonos compañeros-
 Se alejaron camilla en mano rumbo a las ambulancias, mientras los cuerpos de Juvenal y su hijo yacian en el fondo del arroyo seco.
En el rancho, los ancianos no podian conciliar sueño
-Como que se estàn tardando los plebes, Gertrudis- dijo Don Prudencio- Enseguida contestò la señora
-Me tienen con pendiente, ya deberìan de haber llegado- Quedandose en silencio y frotandose de manera compulsiva sus dedos encallecidos por el trabajo rudo que realizan las mujeres de los ranchos
-Al menos que algo malo les haya pasado- decia don prudencio mientras se llevaba las manos al pecho y el color de su piel se tornaba cera, la frente se perlò de un sudor que descendia entre sus cejas canas de manera abundante
- ¡Te pasa algo, viejo?- preguntò ella- 
-Si- dijo èl y añadiò- Tengo problemas para llenar de aire el pecho- Enseguida te tendiò boca arriba en el catre de lianas- Quedò quieto, muy quietecito, ya no se moviò màs
                               Dr, Nicolàs Avilès Gonzàlez