Cuando niño creí que mi destino estaba en manos de mis padres, de adulto en mi libre albedrío y ahora de viejo me doy cuenta que la decisión está en las mentes retorcidas de Vladimir Putin y Barak Obama. ¡Oh, Dios! ¿en qué momento te rebasaron estos trúhanes? Hagamos votos para que no apaguen la flama eterna.
Dr. Nicolás Avilés González
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