Un médico contador
de historias
Llegó con
libro en mano y lo regaló con la formalidad de un médico. Mi curiosidad me
llevó a indagar quién era ese personaje que miraba el paisaje del monte con ojos repletos de
plenitud y añoranza. —Crecí detrás de esos cerros y verlos de nuevo me reviven
el pasado—, casi adivinando mi pensamiento, fue lo que dijo sin que nadie le
preguntara nada. La señora del lugar le sonrió gustosa y le agradeció el
obsequio. Lo supe después, que ambos vivieron su infancia en el mismo pueblo, y
el libro que ahora llevaba era su más reciente publicación: ‘Retazos’.
Nicolás
Avilés González es el hombre que llegó esa tarde, médico de profesión y
escritor de historias cargadas de personajes y sentires de su pueblo. Nicolás
Avilés nació en un pueblo cañero del estado de Sinaloa y sus andanzas lo
llevaron a conocer los recovecos de la sierra sinaloense y los aires de sus
costas. Su formación médica la realizó en la UNAM y vivió mozas experiencias en
la ciudad de México. Sin embargo, pese a los años de ausencia, supo que
regresaría a su tierra natal y en ella formaría su familia.
Así lo hizo
y actualmente Nicolás Avilés es ahora también un narrador que detalla el
panorama del que se ha nutrido su vida y con él las anécdotas y el habla de los
que nunca se fueron; esos que permanecen y forman parte indeleble de la tierra y
de todo lo que ella envuelve. Así es como nació el primero de sus libros,
haciendo honor a su pueblo Costa Rica, ‘Se va a saber dijo Barrón’, título que
confabula la advertencia de quien conoce una verdad que no tardará en ser del
dominio de todos. Su inicio literario parte de su tierra natal y con este
arranque continúa coloreando las vivencias de la gente sin rostro, con él la
identifica.
‘El brujo de
las dos magias’, el segundo de sus libros, donde la trama parte de un velorio
al que no le faltan lágrimas, pero en el que sí se susurra el dolor como una
más de las dolencia de aquellos que encerrados en un cuarto velan la ausencia
de uno de los suyos. Imágenes de pobreza y olvido que reseñan el vivir de
quienes trabajan la tierra en el más desolado de los abandonos. Personajes que
retratan un ambiente de miseria, sin que por ello carezcan de fe y esperanza.
Contrastando
con el paisaje serrano de ‘El brujo de las dos magias’, Avilés publica después
‘Con la muerte en los pies’, un relato donde comparte la experiencia de un
estudiante de medicina que, ante la disyuntiva de ejercer su servicio social,
elige un lugar que dista en todo lo por él conocido. José, el nuevo pasante, se
queda mudo al no saber anunciar la muerte del que fuera el primero de sus
pacientes. Dando un giro a las historias biográficas, aparece en el 2010, en
colaboración con Eduardo Ramos, ‘Alborada’, título que le atribuye por el
nacimiento de Radio UAS. En Alborada se plasma, a manera de crónica, los
avatares ocurridos en la creación de la radiodifusora universitaria en los años
70’s; quiénes los precursores, cuáles las circunstancias.
Con
‘Retazos’ fue que conocí al médico que decidió escribir la vida de su región
con todo y sus personajes y anécdotas; esas que hermanan a los seres de un
mismo lugar. En ‘Retazos’, los aludidos, si los hubiera, se identifican con nombres, hazañas y sitios por ellos reconocidos. Quienes
conocen a Nicolás Avilés, ahora sabrán que los retazos de tela que compraba su
madre en los saldos de las tiendas, sirvieron para confeccionar los pantalones
de él y de sus hermanos, y que esos recuerdos de infancia sirvieron ahora para
homenajear la labor de doña Petra González de Avilés, que como buena
administradora del hogar, supo y sabe, como muchas, sortear la raquítica
economía familiar. ¡Enhorabuena Nicolás!, que sigan las historias.