Algunas medidas tomadas por el Estado contra de las adicciones llevan en el papel una loable intención, aunque las más de las veces salen perjudicados a los que se intenta proteger. Ejemplos hay muchos, la prohibición de la venta y el uso de bebidas alcoholicas en el vecino pais del Norte por allá a principios del siglo XX trajo clandestinaje, devastación y muerte hasta que finalmente decidieron abandonar la prohibición, liberar el consumo y con ésta politica pública se detuvo el baño de sangre que se dio en la Unión Americana. Metieron a la cárcel a Al Capone y a sus socios y todo en paz
Otro ejemplo lo dio el Calderonismo ya que de manera irresponsable declaró la guerra a la producción trasiego, venta y consumo de sustancias adictivas, desde luego que no contempló las causas, se centró en los efectos, tampoco se percató del cáncer que corroe al sistema y que opera desde dentro del oficialismo y ha permitido a todas luces ésta actividad; el resultado personas desaparecidas, cárceles repletas y miles de muertos en una "guerra" sin sentido que lleva más de diez años y que la única perdedora es la sociedad mexicana
Lo mismo sucedió en los sexenios entre los años sesentas y setentas en Sinaloa, cuando se aplicaron férreas medidas que llevaban como fin inhibir el uso de bebidas alcoholicas en las clases populares de los pueblos, campos pesqueros y de las comunidades alteñas. Para tal fin colocaron retenes policiacos en los caminos que trepan a la serrania, también dificultaron el libre tránsito hacia las poblaciones de la costa, revisando vehículos sospechosos de llevar el toxico y decomisandole las cargas .
Se buscaba cuidar la economia familiar y que le gente no bebiera, finalmente las buenas intenciones sólo quedaron en eso. El pueblo siguió ingiriendo al mismo tiempo que algunos funcionarios se llenaban las alforjas de dinero; metal que debería estar en las mesas sinaloenses, el trago costaba a más del 100% de lo que valía en las ciudades.
Además de retenes, pusieron restricción en los horarios obligando a los dueños de los puntos de venta cerrar sus establecimientos a las 21.00 PM, so pena de cancelarles el permiso o en el peor de los casos el cierre del changarro.
Esto provocó aglomeraciones de parroquianos tratando de llenar sus hieleras para terminar la juerga. En ésta rebatinga había riñas y accidentes dado lo concurrido de esos lugares.
Después de esas horas no quedaba de otra más que buscar "aguajes" para continuar la borrachera; en estos centros clandestinos conseguias lo que necesitabas, pero desembolsabas el triple de lo que costaba el producto si lo hacias dentro del horario oficial. El Estado y el municipio solapaban ésta actividad ilicita que permitia enormes ganancias que iban a parar en los bolsillos del aguajero y de los funcionarios en turno.
En esa tónica de cerrar temprano y el impedimento se surtir de alcohol a la sierra y la costa generó el contrabando que pagaba bien, por lo que muchos le entraron al negocito pero esto implicaba ponerle ingenio a las cosas para evitar a "mochada" o de plano "arreglarte con los inspectores" para que te dejaran "trabajar"
Una familia de distribuidores de agua electropura en Costa Rica les dió por entrarle a lo chueco, pero sin participar a los del gobierno de sus ganancias, para engañar a los inspectores colocaron tequila blanco en los garrafones que transportaban en una especie de panal de abeja colocado en sus camionetas así transitaban de rancho en rancho oferciendo agua y además entregando el liquido cristalino que traian de Jalisco.
Era difícil encontrarles el camuco ya que a simple vista todo parecia agua. Para asegurarse más y no levantar sospecha de su actividad prohibida. Los que estaban llenos con el producto de agave azul los colocaban en la hileras del medio y en la periféria los que llevaban agua. De golpe y porrazo traian dos vendimias; agua electropura y tequila.
Sus finanzas aumentaron como la espuma, cosa que se notó pronto. El dinero y el enamoramiento no se pueden ocultar, ambas cosas se transpiran, se huelen y los llegados de la tierra de Conin el aroma se les escurría por los poros de la piel. Ya que despues de ser empleados, instalaron su propia planta purificadora abandonando a su antiguo jefe y de paso quebrándole su negociación.
En pueblo chico el infierno es grande; no tardaron las autoridades en percatarse de sus trampas. En una de las veces que se trasladaban de comunidad en comunidad repartiendo su mercancia les marcó el alto un grupo de policias apostados a la vera del camino que va a Campo Gobierno, enseguida le saludaron
-Buenos dias, les dijo un judicial obeso, vestido de paisano, sin uniforme oficial y sus dedos de la mano repletos de anillos de oro y en sus muñecas brazaletes del mismo metal
-Es una revisión de rutina
-¿Qué quiere oficial? preguntó el chofer y dueño de la mercancia
.Bajenos un garrafón de la camioneta, tenemos sed. El policia trataba de ver la reacción del comerciante. Éste no se intimido en lo más minimo
-Enseguida señor- e inmediatemente se encaminó hacia los que estaban en la fila del extremo derecho del panal. Lo iba a lavantar cuando el oficial dijo:
-Espérese, bajeme uno de los que están en el medio. Intentó el expendedor de persuadirlo que aceptara el que según él estaba más facil de jalar
-Tomen de este, el del medio está más difícil sacarlo, además ya lo tengo entre mis manos, sin embargo el representante de la ley insistió
-Le dije que me de de los del medio- enseguida señaló uno
-Mire, deme de ese- No le quedó otra al chofer que obedecer la orden, lo bajo y le dijo
-Ahí lo tiene-
-Ábralo , ordenó con una firmeza que turbó al vendedor
-¿Como dijo, jefe?
-Lo que oyó, ábralo
Enseguida el conductor se dispuso a retirar el tapón del bidón de veinte litros, lo hizo aunque no de buena gana, en esos momentos el policia acercó un vaso de plástico que llevaba en sus manos
- Pongame aqui- Enseguida le sirvió. Ya con el vaso a medio llenar lo olio y enseguida se paso un trago a la boca, después de enjuagarse los carrillos y de paladearlo entre su lengua lo arrojó al suelo
-¡Esto no es agua, es vino! el dueño al verse descubierto trató de deslindarse cayendo de hinojos y exclamando con voz en cuello:
-Alabado sea el Señor, milagro, oh Dios misericordioso, repetiste el milagro de las bodas de Canán; de convertir el agua en vino- Seguía dando de gritos desde su posición de hincado, mientras mantenía los brazos y el rostro elevado al cielo. No cesaba de lanzar alabanzas e insistia
- ¡Milagro, milagro!
El judicial se estaba desesperando, pero escuchaba al que pregonaba de la intervensión divina
-Escuchame Señor, no creía en los milagros, pero al ver que lo repetiste, ¡Gloria a ti mi Dios- e insistia con la misma cantaleta- ¡Gracias Dios, gracias Ser misericordioso!
El oficial perdió la paciencia ante los desplantes del comerciante y de dijo- El milagro te lo vamos a hacer nosotros, Cabrón- Enseguida lo tomaron dos hombres obesos y un tercero inició el desvalijamiento de las ganancias del día y otro más empezaba con la tortura...
Dr. Nicolás Avilés González
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