Literario

viernes, 9 de diciembre de 2011

                                  Barda entre México y Estados Unidos


EL SUEÑO AMERICANO NO SIEMPRE RESULTA THE AMERICAN DREAM

La migración es un fenómeno que aparece con el hombre mismo o sea que su origen se pierde en lo obscuro de los tiempos. Los motivos son diversos: ansias de aventura, necesidad intrínseca de conocer nuevos horizontes, amenazas, guerras intestinas, persecuciones, miedo y por último la necesidad de mejorar las condiciones de vida para uno mismo y para la familia.
Cada uno de nosotros, los que hemos dejado alguna vez de manera temporal o definitiva nuestros lugares de origen sabemos cuales fueron esos motivos. Y son muy intimos y respetables. Pero algo me dice que muchos lo hicieron para buscar mejores condiciones de vida que su comunidad y su país no pudo otorgarles.
El modelo económico neoliberal implantado en México y en la mayoría de los países latino americanos ha rendido sus frutos y actualmente el 46.3% o sea 52 millones de mexicanos vivimos hoy en situación de pobreza. Lo que sugiere que el dinero de muchos lo tienen unos cuantos. En suma, las ganancias salariales no superan los 16, 000.00 pesos. Expresado en dolares no pasa de mil docientos al año (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares ENEGI, 2008). Y si restamos los índices inflacionarios, tendremos una capacidad de compra paupérrima que no aseguraran una vida digna, Los ingresos son escasamente suficientes para satisfactores primarios, la diversión y el esparcimiento están vedados para la mayoría de los mexicanos. De aquí que me lleve a pensar que lo anterior es el motor principal de la migración.
El país vecino del norte, los Estados Unidos de América es el que más migrantes recibe, esto por dos motivos; la cercanía, son pocos los que se van a la comunidad europea y solo tengo registrado el caso de Martín Morachis que dejo su Costa Rica en Culiacán, Sinaloa para vivir en el oriente, específicamente Tokio en el Japón. O sea que son los más los que buscan el American Dream ( 95% de los migrantes elige algún lugar en la unión americana; López Villar y Cols, 2004).

En uno de los pocos viajes que he hecho por tierra hacia la ciudad fronteriza de Tijuana en el estado de Baja California llegamos a un reten de los muchos que instaló el gobierno federal desde la comunidad El Carrizo en Sinaloa hasta la frontera. Son muchos y, en uno de tantos nos detuvieron para buscar armas y/o estupefacientes.
-Bajense por favor- Nos ordenó una voz imperativa que lanzaba un soldado que estaba parado junto al chofer en  el frente del camión. El puesto donde nos encontrábamos estaba en un punto inespecifico del árido estado de Sonora, era a media mañana cuando lo hicimos.
La gente se arremolinó tratando de alcanzar la puerta de camión y así cumplir con el mandato. Hice lo mismo, caminé hacia el exterior del vehículo y al estar en el suelo  recibí un golpe del agobiante calor que hacía esa mañana de julio. El vaho del desierto envolvió todo mi cuerpo. Me estremecí, sin embargo rápidamente traté de asimilarlo, enseguida sentí deseos de vaciar mi vejiga y fui al baño, al salir de aquel espacio reducido habilitado para estas necesidades pude distinguir un cerco de púas frente de mi, que por cierto tenía tramos sin alambre. Era el límite al norte de nuestro país, ahí se terminaba Sonora e iniciaba Arizona, tan sólo un cerco destruido constituía la división, la frontera entre los dos países.
La tenía al alcance de mi mano, no pude resistir alcanzarlo y me dirigí hacia ella, quería tener la sensación extraña de hacer algo indebido, de violentar las leyes binacionales y me dirigí hacia allá. Desde donde me encontraba hacia el suelo extranjero había unos  ciento cincuenta o docientos metros. Durante el recorrido desde el baño a la "línea" me percaté del esfuerzo muscular que representaba avanzar sobre un terreno flojo, arenoso, en el que a cada paso se hundían mis zapatos, daba la impresión de que el suelo huía de las plantas de mis pies. Como si de alguna manera quisiera recordarme que aventurarse por esos parajes no sería nada fácil. El esfuerzo era supremo, el desgaste era mayúsculo dado lo difícil del terreno y los caliente de los rayos del sol que caían a plomo sobre el desnudo cuero cabelludo de mi  cabeza. Estábamos a unos cuarenta y cinco grados Celcius.
Por el esfuerzo, pronto mi cara se perló de sudor, sentí mi boca seca, sin embargo no eran limitantes para vivir la experiencia de brincar el alambre, de entrar de ilegal a los Estados Unidos. En un santiamén estaba en el "Otro lado", avance unos metros y estuvé en una brecha de terracería que corría o corre paralela a la "Linea". Claramente miré las marcas de los vehículos con los que hace sus recorridos la "Migra" intentando siempre detener el paso de indocumentados. En esos momentos estos vigilantes no estaban, había silencio, matorrales, sahuaros, arena, mucha arena caliente bajo mis pies y a los lejos en el horizonte se distinguían algunas montañas desnudas por efecto de los vientos que por millones de años las azota por todas sus caras, y por lo escaso de las lluvias en esos lugares. En páramo impresionaba, atemorizaba
Ya, de nuevo en el autobús disfruté del clima artificial, me sentía cansado, agobiado por el esfuerzo y por el sol rabioso del desierto, poco a poco me fui calmando y mientras eso sucedía, el camión avanzaba, a los lados de la carretera siempre arena, chamizos y sahuaros.









Poco después me invadió la imagen de Luis, un lugareño moreno, menudito de pelo negro y bigote ralo, nacido en las estribaciones de la sierra madre occidental, en el Ranchito de los Burgos, muy cerca de El Salado, Culiacán, Sinaloa. El relato de su experiencia de la primera vez en que intentó y logró pasar al "Otro lado" me retumbaba en mis oídos, sus palabras no me abandonaban ese día caluroso de verano en el Estado de Sonora. Recordé los siguiente:
-Doctor Avilés, no se realmente como salí vivo de la caminata que realicé la primera vez que me fui de "alambre", tan sólo recuerdo que entré por Tecate BC. caminaba y caminaba y no llegaba a ningún lado, los chorros de sudor me mojaban todo el cuerpo, la sed estaba conmigo todo el tiempo, se me engarrotaban las piernas de tanto caminar y me dolían mucho las plantas de mis pies. El plástico donde llevaba el agua me pesaban más cada vez que me alejaba de la frontera y, con espanto veía como se me iba terminando el agua. Lejos, muy lejos se miraban los cerros que dado el cansancio y la sed se me afiguraba que veía la cara de la muerte. Era la primera vez que pasaba y no podía fallar. Mi familia me necesitaba.
Los riñones de Luis, lo ayudaron a sobrevivir, con la falta de ingesta de líquidos se corta la orina con objeto de conservar el volumen en el interior de los tejidos. El hígado inunda el torrente sanguíneo con sus reservas energéticas para alimentar los músculos que luchaban para trasladar la humanidad del migrante a buen puerto. Cuando ambos sistemas fallan sobreviene la muerte.

- Mire doctor, con el esfuerzo empecé a mirar que había agua a los lejos y me apuraba para tomar y llenar los recipientes, me animaba, pero después me daba cuenta de que no había nada, también pensaba que estaba cerca de algún pueblo o de alguna ciudad, en mi interior me decía " ya la hiciste", sin embargo todo era ilusión , todo era mentira, me engañaban mis ojos, me decía tienes que llegar Luis, tienes que hacerla Luis. Se me figuraba mi casa, mi esposa, mis hijos y el Ranchito de los Burgos que dos días atrás  había dejado a mis viejos

La falta de fluidos en el cerebro de Luis hacía estragos, se estaban produciendo confusión, ilusiones ópticos, sin embargo la ilusión lo llevada adelante. Esperaba que no le jugaran una mala broma las serpientes de cascabel o los monstruos de Gila que abundan en el desierto y son otra de las amenazas de los migrantes en transito.

-Mi iba mareando, me quedaba poca agua y alimentos, después de tres día de marcha llegamos a un sitio donde nos esperaba una troca que manejaban otros "polleros", di gracias al cielo de no morir, enseguida enfilamos hacia Los Ángeles, después mandé por mi familia y desde entonces acá estamos.

El American Dream representa el éxito en los Estados Unidos ¿Y, qué es el éxito? Ah, dirán algunos; es acceso a espectáculos de alfombra roja, calzado, ropa  de moda caras, casas de ensueño, joyas, autos de superlujo, viajes y mujeres caras. ¿Cuántos logran el Glamour?, ¿En cuantos el American Dream se convierte en pesadilla?- No se me olvida lo que me dijo al despedirse aquella tarde en mi consultorio-
-Doctor Avilés, al principio duré diez años para volver al Ranchito de los Burgos, no podía venir ya que no tenía papeles, pero ahora ya arreglé, ya puedo ir y venir a México, puedo pasar por la garita, pero ahora que estoy derecho no tengo tiempo y a pasar de que me mato  en la chamba todo el día, tampoco me queda suficiente dinero, así es que vengo poco a ver a mi'pa y cada vez lo miro viejo, cada vez lo veo más acabado...

                            Dr. Nicolás Avilés González.
                                avilesgn@hotmail.com


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