Literario

domingo, 27 de enero de 2013

La Catrina
 
 
En México nos reimos de la muerte, imagínese que hacemos con la vida.
 
                           Dr. Nicolás Avilés González

miércoles, 23 de enero de 2013

Florance

 
 
                                              FLORANCE CAZZEZ

SI FLORANCE COMETIO EL DELITO DE SECUESTRO, EL ESTADO ES EL CULPABLE DE SU LIBERTAD, SINO, EL ESTADO ES EL RESPONSABLE DE SU TRAGEDIA. HAY QUE IR DE UNA VEZ POR TODAS SOBRE LOS INVOLUCRADOS PARA SENTAR UN PRECEDENTE EN ESTE PAIS DE LO QUE REALMENTE ES IMPARTIR JUSTICIA
 
                                                       Dr. Nicolas Avilés González

lunes, 21 de enero de 2013

La ofrenda

 
La Ofrenda
                                                

la curiosidad, esta necesidad de experimentar cosas nuevas, es la que a veces nos lleva a vivir experiencias diversas.
Desde pequeño escuché que los gitanos se robaban a los niños para luego venderlos, y que cuando no al menos se llevan puercos y algunas gallinas. Además sabía que si les dejas que te lean la mano les das oportunidad para que te saquen la cartera; en fin, que no eran gente de fiar. Desde entonces nació mi temor hacia esa raza y aunque nunca llegó a fobia, sin embargo dentro de mi existía una especie de ambivalencia; por un lado quería mantenerme alejado de ellos y pero también deseaba conocer algo más  de sus costumbres.
Siempre que miro buscando a alguien a quien leerle la mano, juro que siento miedo; tengo grabada la voz grave cuando te dicen " Hey muchacho, te leo tu suerte". Este pregón lo he escuchado desde mi infancia
Hoy había campamento en las orillas del pueblo y no quería perderme la oportunidad de realizar tan esperado acercamiento. Y aunque ahora ya soy adulto, casi viejo, confieso que aún camino con mis miedos. Este podía  ser el primer encuentro con esa etnia; ahora los tenía cerca, estacionados en redondel.
Estaban fijos en algún punto, aunque esto fuera por unos días. Son errantes, sin patria, por lo mismo andan en todos lados y en ninguno. Quizá ese desasosiego sea que buscan su lugar de origen y no lo encuentran, creo que ni ellos mismos saben lo que buscan; por eso trashuman, van a ningún lado. Algunos dicen que vienen de Turquía,  Italia, España, que de Hungría, Rumanía, otros que de la Mesopotamia; todos refieren un lugar distinto pero ninguno es cierto. Su origen se pierde en los polvos de los tiempos emanados de todos los caminos.
Ahora estaban en Costa Rica, quietos, adheridos a alguna tierra; estaban en la mía, aunque esto fuera por unos días. Sus tiendas estaba protegidas por sus automotores, que estaban colocados formando un circulo, ahora camiones que reemplazaron a los viejos carromatos jalados con bueyes de épocas  remotas. Estos móviles modernos les sirven de vivienda, transporte, lugar de trabajo y alcoba.
Allí estaban. Algunos descansaban de no hacer nada; otros yacían bajo las sábanas sucias que hacían las veces de tiendas, lo hacían con el fin de amortiguar el sol incremente de verano en Sinaloa; esa tarde de septiembre no había piedad para nadie; el calor descarnaba los cuerpos.
Las mujeres caminaban en  medio de esta circunferencia enfundadas con sus vestidos largos, ropaje que les cubría hasta los tobillos; creo que lo largo tiene que ver con un atuendo tradicional y no con el pudor, ya que no tienen empacho en mostrar sus pechos a través del  enorme escote que acostumbran llevar.
 Las que me atendió en eso de alejar mis males y de adivinar mi suerte  mostraba una parte de sus exuberantes mamas,  lo hacían sin recato alguno.

 Los niños jugaban desafiando las elevadas temperaturas y los hombres rascaban las cartas de barajas contra la madera de las mesas sucias; partidas de poker con las que buscaban liquidar el tiempo bajo el sofocante calor que se acumulaba debajo de los techos de sus tiendas.
Asistí esa tarde al campamento con el deseo de romper mis miedos; solo eso; intentaba acercarme; lo demás lo harían ellas, y efectivamente así sucedió, al traspasar la línea demarcada por la hilera de camiones, inmediatamente me vi atrapado en un mar de solicitudes.
¿Te leo la mano, guapo?, ¿quieres saber suerte?. Entre tantas me decidí por una anciana, arrugada de su cara y de vestimenta sucia. Quizás pensando en aquello de que más sabe el diablo por viejo...
Me decidí por la experiencia en eso de las artes de la adivinación, y enseguida me preguntó
-¿ Quieres que te lea la mano, señor?
- No, lo que deseo es que me lea las cartas
- Claro, pero antes dame tu mano- se le extendí y la tomó entre las suyas, que eran grandes de piel gruesa, aspera tanto que me lastimaban,  mientras las tenia, se dedicó a observarlas con la avidez de un niño; analizaba cada una de las líneas como tratando de arrancarle los secretos que según sus creencias se encierran es estas. Para ella, en esos pliegues estaba grabado mi pesado, mi presente y el futuro de mi existencia. Analizaba uno a uno de los accidentes anatomicos de la palma de mis manos, lo hacía con una concentración poco usual, por lo que esa tarde de marasmo se me hacía interminable el tiempo que se estaba tardando. Después de un rato largo declaró:
-Tengo algo que decirte, señor.
- Si, digame- repliqué, ya con más inquietud que cuando llegué . Inmediatamente vino a mi memoria el motivo de mi visita.-" Pasar una experiencia diferente" y, dada la expresión de la vieja, de tez arrugada, portadora de una mueca grotesca en toda su cara, interpreté que quizá lo que había encontrado en la palma de mi mano era preocupante. Luego agregó
-Necesitas una "limpia", y la necesitas ya.
Me sorprendí por la premura, pero luego reaccioné; esperaba una propuesta en ese sentido. La lectura de cartas solo cuesta veinte pesos; la limpia  ciento cincuenta o más, dependiendo de mi sugestionabilidad. Sin embargo, le pregunté del porqué de la limpia e insistí, Creo que me estaba envolviendo el miedo, y le dije
-Mejor léame las cartas y en otro momento me hace la limpia- intentaba persuadirla para que me cumpliera el deseo por el cual me acerqué a la carpa. Quería conocer sus rituales, la intensidad de su realismo, de su magia; en fin quería acercarme al motivo de mi miedo, quería por fin vencerlo y liberarme de una vez y para siempre de el,  era  temor que me había acompañado desde pequeño. Rápidamente contestó con una negación
-No, no puedo, necesitas una limpia; anda ven para el carro- sin convencerme del todo me enfilé tras la voluminosa gitana, que de manera pausada, como gallina clueca caminaba hacia la escalera
 Enseguida subió, dentro, corrió con su mano derecha un trapo rojo que hacia las veces de puerta; al hacerlo dejo ver montículos de ropa sucia que ocupaba la mitad del carromato, la hizo a un lado y miré la alfombra rojo bermejo igual de sucia que la ropa. Me invitó a pasar
-Sube, anda, no tengas miedo, es por tu bien- finalmente lo hice; a pesar de haber visto a plenitud la inmundicia desde los primeros peldaños de la escalera avancé; al entrar percibí un olor desagradable y un ambiente tenso. Me sentía sofocado y eso quizá era por el miedo que me acompañaba desde niño. La voz cascada de  vieja fumadora y la pañoleta que se amarró en su cabeza y sus grandes arracadas me sacaron del estupor.
-Acercate, muchacho- me esperaba sentada en un taburete.
El espacio realmente atenazaba,  me encontraba entre la ropa sucia y dos camastros. Hasta allá me invitó a pasar; luego en cuclillas frente a ella me hicieron figura sus pechos grandes y flácidos.
Permaneció en silencio con los ojos cerrados, acariciando sus collares de cuentas de cristal barato que caían en el nacimiento sus senos voluminosos ya vencidos por el uso y el tiempo, estos se asomaban tras el enorme escote del vestido.
-Sientate bien- ya sentado me dirigió otra pregunta
-¿Crees en la virgen?
-¿Cual virgen?-contesté; se me hizo cuerdo preguntarle, ya que según yo, al no ser méxicanos, deberían tener otra imagen que seguramente sería desconocida para mi. Se cree en algo que al menos se conoce medianamente
-Pues en la virgen de Guadalupe
-Ah, disculpame, si creo en ella, pero de momento creí que no era la morenita, que era otra
-¿Y por qué? nosotros creemos en ella y en Dios aseveró con tono enérgico; había entendido el sentido de mi pregunta.
Desde niño creí que ellos no amaban al Dios de nosotros, que amaban a otro, desde luego que de naturaleza algo mala. Son cosas que aparecen cuando uno es pequeño. Después de aclarado el punto, consideré que no había duda alguna con respecto a la afinidad de las creencias; ahora que ambos adorábamos a la misma virgen y al mismo Dios. Luego agregó
-Entonces si crees en la virgen, también creerás en las limpias, ya que todo lo que hacemos, es en su nombre.
Después de esta explicación consideró que ya estaba listo para la limpia y enseguida comenzo; recuerdo que se retiro la pañoleta de su cabeza y envolvió en ella un huevo de gallina, luego de pie me lo pasó por todo el cuerpo, empezando desde la nuca hasta los talones, y luego desde la frente hasta la punta de los dedos. Después de hacerlo se mantuvo quieta por momentos y empezó una letanía entre dientes, que por lo mismo era indescifrable. Estaba sorprendido por el ritual. El miedo apareció de nuevo; sin embargo esperé y tras un movimiento brusco azoto la pañoleta con el huevo dentro y la extendió depositando sobre la alfombra bermeja, inmediatemente se dejo ver el amarillento de la yema; pero en el fondo había un puño de cabellos negros. Además se percibía un olor poco agradable diferente al de la ropa sucia.
-¡Mira, eso es lo que te tiene fregado!
-¿Eso es lo que tenía dentro?
-Si, y quiero decirte que no salió todo
-Con razón me duelen tanto mis rodillas
-Si, es por eso; además quiero aclararte que hay mucho todavía. Te tienen mucha envidia
-¿Mucha envidia?
-Entre otras cosas, por eso te hicieron tan buen trabajo; está pesado destrabarlo.
Después de hablar sobre lo difícil de caso, me golpeo de manera delicada con un mazo de hierbas verdes siguiendo las mismas áreas de mi anatomía que uso con la pañoleta con el huevo. Al terminar exclamó
-Listo, por hoy está bueno
-¿Es todo?
-Por ahora si, vete con Dios
-¿Cuanto le debo?- en ese momento no me dijo cantidad alguna, sino que trató de responderme con una interrogante
¿Crees en verdad en la virgen?
-Si, contesté lacónico, como que tanta insistencia ya me estaba poniendo de mal humor, pues aún no le encontraba el sentido que llevaba la pregunta
-Ya lo entendí, pero quiero hacerte otra pregunta
-Adelante
-Pero me la vas a contestar con el corazón en la mano; lo harás poniendo la virgen frente de ti
-Por supuesto que así será
-¿Cuanto crees que vale tu vida?, de nuevo la pregunta
-No tengo idea
-Bueno, te la voy a poner más claro; ¿ cuanto estás dispuesto a pagar por salvarte?- esperó a que emitiera una cifra después de un buen rato contesté:
-Mi vida realmente no tiene precio- respuesta que no la convenció del todo, esperaba algo más firme, esperaba una cifra.
-Mira, señor, las personas que te hicieron el trabajo, lo hicieron muy bien; seguramente fue una de esas malas brujas que practican la magia negra. Te tienen bien agarrado, ah, y te digo que lo que te hicieron costó harto dinero, deben de haber pagado entre cinco a diez mil pesos; no creo que menos, es por eso que te pregunto que cuanto estas dispuesto a pagar para romper el hechizo que te pusieron- Luego remarcó.Es por tu bien, es por tu vida.
Me quede atónito con lo que dijo. De venir con el simple deseo de vivir una experiencia superficial, ahora se me complicaban las cosas; de momento sentí temor por la manera tan contundente de afirmarlo. Entendí claramente el porqué de la pregunta ¿"Cuanto vale tu vida"?, significaba cuanto estas dispuesto a pagarme por salvarte, por lo que le dije:
-Esto si que está peligroso, señora
-¡Claro guapo, si te están matando!, es por eso que necesitabas la limpia; recuerda que Dios y la virgen ponen los medios. Ellos son los que hacen todo, yo solo pongo lo mio, es a ellos a los que les debes el agradecimiento, a los que harás la ofrenda. No creas que es para mi
-De ninguna manera- le dije. Quería escuchar de mis labios una cifra, en especial una cantidad abultada; quizá tenía en mente al menos una cifra entre cinco a diez mil pesos, que fue lo que según ella pagarón los que me pusieron cabellos negros en  mi cuerpo, por lo tanto debería poner una cifra similar o más para quitarme el maleficio de encima. En ese momento agregué:
- Mi vida vale mucho, pero en este momento no traigo casi nada conmigo.
- ¿ Me dijiste que crees en la virgen o no?
- Si, claro. Comprendí el porqué de la insistencia sobre mis creencias
-Esto no es juego, esto es de Dios- trataba de intimidarme y así obtener una suma considerable e insistió:
¿Cuánto vale tu vida?
-Señora, no venia preparado, traía para que me leyera las cartas y usted insistió en que necesitaba la limpia y cometí el error de no preguntarle el monto de sus honorarios; solo traigo treinta pesos
-¡ Treinta pesos!
-Si, solo treinta pesos- contesté y recalqué de nuevo; traía dinero para la lectura de las cartas o de mi mano y usted insistió en la limpia. No traigo para pagarle
- No es pago, muchacho- se apresuró a decir- Es una ofrenda que haces de manera sincera a Dios por los favores que te brindó. Te está salvando la vida guapo.
-Comprendo lo que me dice, pero definitivamente es todo lo que traigo
-¿ Consideras que eso vale tu vida?
-De ninguna manera, mi vida vale más de treinta pesos
-Bueno, me parece imposible que no traigas dinero, anda búscate en el pantalón, en los calcetines, en la pretina del mismo, en algún lugar tiene que haber más dinero.
Había dejado la cartera con mi esposa que me esperaba en el autómovil que aparqué cerca del campamento. Recordé de la habilidad que tienen para robar el dinero y en ese momento me separé del dinero, solo llevaba treinta pesos, pero ella no lo digería e insistía
-Búscale
-Creármela no tengo más dinero conmigo- desde luego que no quería ser burlada. Comprendí que  estaba en problema y busqué una salida rápida.
-Señora, ¿ escuché que necesitaba más limpias?
-Necesitas varias- contestó de mala gana
-Realmente estoy convencido de que las necesito; el jueves próximo, día de quincena tendré dinero- ¿Que le parece si le traigo unos siete mil pesos?
-Bien, si eso vale tu vida, ¿tu sabes?, pero te recuerdo; no son para mi, son para la virgen
-Claro, claro,- había mordido el anzuelo-
¿Ah, digame si puedo traerle otras cosas para la ofrenda?
- Si trae flores, veladoras de vaso de vidrio y aceite- contestó gitana
-¿De cual aceite?
-Del de guisar
-Ah, gracias ¿algo más?
-Puedes agregar azúcar, sal de mesa, atún en lata. Claro que comprenderás que eso no tiene que ver con el dinero
- Lo sé, hasta el jueves
-Hasta el jueves, guapo
-Hasta el jueves, respondí
Días después la caravana se marchaba buscando no sé qué, y me olvidé del compromiso que tenía para el jueves de quincena; me olvidé de llevar la ofrenda, pero a veces, cuando hace frió me duelen las rodillas y creo que es porque aún tengo pelos negros dentro de ellas.

                       Dr. Nicolás Avilés González
 

sábado, 19 de enero de 2013

 
 
 
 
PARA QUE DISMINUYAN LOS POBRES EN EL MUNDO TIENEN QUE EXISTIR MENOS RICOS.
 
                        Dr. Nicolás Avilés González
 
 

miércoles, 16 de enero de 2013

La "tamaliza en México, es una actividad de origenes prehispanico que tiene la virtud de reunir a la familia en torno a una mesa para la preparación de estas delicias. El proceso se inicía con la molienda del nixtamal (maiz cocido) y el producto es una sustancia blanquecina de consistencia pastosa denominada masa que se edereza con chile, manteca de puerco y especies diversas.
La masa se aplica de manera generosa en hojas de la misma planta y despues se le agrega carne, que puede ser de puerco, pollo, conejo o venado, enseguida se envuelven y, para que no se deshagan se aseguran con tiras de las mismas hojas (en ambos extremos y en el centro). En este momento se introducen en una olla grande (Tamalera)y al paso de varias horas se cocen a vapor y, ya están listos para comerlos acompañados con champurrado, atole que son  bebidas de consistencia cremosa a base del mismo cereal, sólo que la primera lleva chocolate. Tambien se puede acompañar con café calientito. Al rato de haberlas ingerido viene una sensacion de calor corporal muy agradable que ayuda a combatir los frios inusuales de este invierno en sinaloa. ¿ Gustan?

 
 
Dr. Nicolás Avilés González
 
 
 
 

sábado, 5 de enero de 2013









LLEGAR A LA VEJEZ IMPLICA MUCHOS AÑOS, PERO NO TE CONFIES PASAN RAPIDO.
 
                         Dr. Nicolás Avilés González